Los avatares digitales
Nuestra sociedad actual condiciona desde edades muy tempranas el uso de la tecnología. Los padres se sienten obligados a trasladar su autoridad al dispositivo tecnológico, quien lejos de establecer límites, se convierte en la fuente de permisividad donde los límites están anulados o simplemente han sido reemplazados por los juegos de moda. Desde pequeños se les enseña que la tecnología es más importante que la conversación familiar, claro está que eso lo van imitando de los padres, quienes también se han dejado engatusar por la novedad tecnológica. Cuando están en alguna reunión o almuerzo familiar, lo primero que hacen es revisar las últimas notificaciones de su celular, las redes sociales o están mandado mensajes a personas que se encuentran a miles de kilómetros, y descuidan lo más importante: quienes se encuentran cerca.
El dispositivo tecnológico está alejando a los padres de
sus hijos; los niños y jóvenes están creciendo solos ante un mundo que no tiene
piedad de nadie, menos de quienes deben ser protegidos; por el contrario, cada
vez existen más formas de alejamiento donde los padres están ausentes de sus
hijos y los niños van creciendo de forma solitaria, a expensas de un mundo que
no cuida la salud emocional de los niños ni de los adultos. Todos están siendo
alejados de todos, porque cuanto más estén separados, será más fácil la
destrucción de los valores primordiales, los cuales crecen desde la familia.
Pero no podemos hablar de familia si los padres no toman conciencia de su rol
frente a sus hijos. Es necesario que se coloque límites a la tecnología antes
que sea demasiado tarde, antes que se pierda a los hijos en el mundo de los
avatares.
Sin embargo, ya muchos niños y jóvenes, atrapados por la
sensibilidad de las pantallas están sumergidos en el sinsentido de la
virtualidad, dejando sus pobres mentes a merced de quien no piensa, solo los
empuja al consumo desesperado por tener y tener. Se deja de lado el pensar, la
reflexión, la curiosidad, se deja de lado todo lo que les permite ser personas.
Ya que están alejados de la certidumbre, se ven inmersos en el mar de la
incertidumbre de los avatares virtuales, a los cuales son empujados día a día
con la finalidad de entregarles su libertad, para que ya no piensen, solo
actúen en dirección al consumo.
Ya que es mejor consumir sin preguntar, tener sin
cuestionar, coger sin problematizar. Todo aquello que otrora suponía esfuerzo,
hoy las personas lo quieren de forma rápida y sin brío, porque el esfuerzo es
considerado una pérdida de tiempo y el tiempo es oro, y el oro es plata; por lo
tanto, perder el tiempo es perder plata. Ya no es considerado más una
oportunidad de aprendizaje, poco a poco va perdiendo valor aquello que nos
suponía tiempo conseguirlo. Estamos en la sociedad de la inmediatez, pero esa
fugacidad es volátil, no tiene consistencia en el tiempo, pues va acabando con
nuestros niños y jóvenes, raptando sus jóvenes mentes y las va lanzando hacia
el vacío de la desesperación absoluta.
Vladimir Sosa Sánchez
Los avatares digitales
Como citar este artículo: SOSA SANCHEZ, VLADIMIR. (2024). Los avatares
digitales. Numinis
Revista de Filosofía, Época I, Año 3, (CD01). ISSN ed. electrónica: 2952-4105. https://www.numinisrevista.com/2024/12/los-avatares-digitales.html
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