Homenaje musical a Jerónimo Saavedra
Todos a quienes pregunté y que lo habían conocido, todos me dijeron que había sido un hombre conciliador, serio y riguroso, pero muy, muy divertido y disfrutón. Algunos también me contaron que fue una persona muy generosa. El recuerdo que yo tenía de él, superficial, se remontaba al de sus años como político de primera fila cuando aparecía en la televisión: presidente del gobierno autonómico de Canarias, senador, diputado, ministro —de Administraciones Públicas y de Educación y Ciencia—, alcalde de las Palmas de Gran Canaria… Jerónimo Saavedra murió el 21 de noviembre de 2023 a los 87 años. Si uno echa cuentas, es fácil deducir que nació en el año en que comenzó la Guerra Civil española. Así es. Nació en Las Palmas de Gran Canaria el 3 de julio de 1936, apenas quince días antes del alzamiento militar del 18 de julio, el golpe de Estado encabezado por el general Francisco Franco contra el gobierno de la Segunda República española. Con el paso de los años se convirtió en abogado laboralista —comenzó Derecho en la Universidad de La Laguna, terminando la carrera y doctorándose en la Universidad Complutense de Madrid— y miembro del Partido Socialista de Canarias, del que fue secretario general entre 1977 y 1983 y, posteriormente, entre 1988 y 1997.
Todos a quienes pregunté y que lo habían conocido me
dijeron que Jerónimo Saavedra fue un hombre muy trabajador y que siempre tenía
una sonrisa. Lástima no haber podido conocerlo en persona para preguntarle
sobre los desaguisados políticos de su partido y sobre la situación tan
polarizada que vivimos en España en los últimos años. Jerónimo Saavedra fue un
socialista muy peculiar: educado con los jesuitas, liberal y masón. Hace
veinticuatro años, en diciembre de 2000, Jerónimo Saavedra anunció públicamente
su homosexualidad —algo que nunca fue un secreto en su círculo de amigos y
familiares— tras el fallecimiento en un accidente de quien fuera su pareja.
Todos a quienes pregunté me dijeron que Jerónimo Saavedra fue un hombre culto, erudito —eso que solemos denominar como «Hombre del Renacimiento»—, amante de las artes en general y de la música en particular. Quizás fuese esa la razón por la que la Fundación CajaCanarias decidiera rendirle un homenaje, sentido y merecido, con un concierto organizado en el Espacio Cultural de Santa Cruz de Tenerife el pasado viernes 15 de noviembre.
El acto comenzó con la intervención de la escritora Elsa
López —amiga de Jerónimo Saavedra desde hacía muchos años—, quien declamó el
poema El Senador de Las Hespérides ante el público congregado
en el salón de actos donde, en la primera fila, había una silla vacía con el
nombre de Jerónimo Saavedra y un ramo de flores:
Tiene ese gesto grave,
ese gesto perdido que parece buscar algo lejos.
Nunca fue a la deriva
ni dejó naufragar su perfil de romano delicado y paciente.
Siempre tuvo esa forma de mirar hacia todo.
La sonrisa entreabierta de quien firma sin miedo
una larga sentencia de amor y de esperanzas
y, contemplando el mundo, presiente que la vida
es un aliento amargo […]
Precisamente ese poema escrito por Elsa López con motivo
de uno de los cumpleaños de su amigo Momo —así llamaban los amigos a Jerónimo
Saavedra— conforma la base de los distintos textos de las cuatro obras
musicales que se estrenaron mundialmente el pasado viernes en Tenerife: Canción
para Jerónimo de la compositora madrileña Zulema de la Cruz, Envueltos
en su abrazo de la compositora canaria Laura Vega, Como si
fuera cierto del madrileño Tomás Marco y El Senador de las
Hespérides del tinerfeño Juan Carlos Martín. Las dos primeras obras
compuestas para piano y tenor; la tercera, para piano y soprano; y la cuarta
para piano, soprano y coro.
Los cuatro compositores elegidos para ese estreno mundial
habían tenido un vínculo de amistad con Jerónimo Saavedra. De la compositora
Laura Vega, Saavedra llegó a decir hace años que ella sería la gran compositora
canaria. Las cuatro canciones tenían como texto distintos fragmentos del poema
de Elsa López.
De izquierda a derecha: Elsa
López, Zulema de la Cruz, Humberto Orán y Laura Vega.
La primera actuación musical fue la del tenor canario
Juan Antonio Sanabria acompañado al piano por Chiky Martín —la pianista que
hace años acompañó a la legendaria mezzosoprano Teresa Berganza en su memorable
gira por Australia—. Ambos interpretaron Canción a Jerónimo y Envueltos
en su abrazo. Esta última obra, tiene un acompañamiento pianístico que
evoca el Preludio n.º 10 en mi menor de El clave bien
temperado de Johann Sebastian Bach. Buena interpretación de Juan
Antonio Sanabria, íntima y sentida.
Tras esta actuación subieron al escenario Jorge Perdigón,
director del director del Festival Internacional de Música de Canarias, y
Humberto Orán, presidente de Musiespaña. Ambos conversaron sobre la relevancia
de Jerónimo Saavedra en la cultura musical, destacando también su faceta
filantrópica. Humberto Orán contó la anécdota de un estudiante aspirante a una
beca que no pudo conseguir: Momo se encargó de hacerle llegar anónimamente el
dinero para que pudiera proseguir con sus estudios. Por su parte, Jorge Perdigón
recalcó el apoyo que Jerónimo Saavedra le brindó siempre en la organización del
festival. No obstante, Saavedra fue el artífice de la creación del Festival
Internacional de Música de Canarias (FIMC), allá por el año 1985. Humberto Orán
no se cansa de repetir que es el mejor festival musical de invierno (se celebra
desde hace cuarenta años entre los meses de enero y febrero).
Después de esa amena conversación entre Perdigón y Orán,
llegó la actuación de la soprano canaria Raquel Lojendio, cuya voz es lustrosa,
resplandeciente y redonda. Junto con la pianista Chiky Martín
interpretaron Como si fuera cierto del compositor madrileño
Tomás Marco. Después se les unió la Camerata Lacunensis, dirigida por José
Herrero, para la interpretación de El Senador de las Hespérides del
tinerfeño Juan Carlos Martín, una obra en la que la soprano y el coro
dialogaron fundiéndose en una suerte de música de inspiración popular que fue
muy aplaudida por el público.
Seguidamente intervino la senadora por Gran Canaria Marta
Saavedra, sobrina del homenajeado, quien habló con mucho cariño de su tío en el
ámbito familiar, contando anécdotas que ensalzaban la humanidad y el buen humor
de Jerónimo Saavedra. Más tarde, el Rector de la Universidad de La Laguna,
Francisco Javier García Rodríguez, y la Secretaria General de la Universidad de
Las Palmas de Gran Canaria, Inmaculada González Cabrera, conversaron sobre la
faceta docente, menos conocida, y académica de Saavedra. También intervinieron
el Ministro de Política Territorial y Memoria Democrática de España, Ángel
Víctor Torres Pérez, quien se disculpó por no poder estar presente en el acto
—su intervención había sido grabada en vídeo— y resaltó el carácter dialogante
y conciliador de Saavedra. En nombre del ministro, acudió Augusto Hidalgo,
Vicepresidente del Cabildo de Gran Canaria, quien destacó el legado político y
cultural de Saavedra.
La Camerata Lacunensis volvió a salir al escenario para
interpretar Para el viento nocturno de Lothar Siemens. Este
musicólogo y compositor canario falleció en 2017 y fue uno de los grandes
promotores culturales de las Islas Canarias. En 2005, Lothar Siemens donó su
biblioteca musicológica —más de 9.000 ejemplares— a la Biblioteca de la Universidad
de las Palmas de Gran Canaria. La Camerata Lacunensis también interpretó El
Mediodía del Poema Coral del Atlántico del también
canario Juan José Falcón Sanabria, terminando su actuación con unas folías
arregladas por el propio director de la camareta. Un toque de raíces populares
que enganchó al público canario.
Para concluir las intervenciones habladas, subió al
escenario Margarita Ramos, presidenta de la Fundación CajaCanarias, quien
anunció la creación de unas becas con las que se pretende fomentar la
excelencia artística. Estas becas llevarán el nombre de Jerónimo Saavedra.
El concierto terminó con el tenor Juan Antonio Sanabria y
la soprano Raquel Lojendio dando lo mejor de sí mismos con sendas arias de
ópera acompañados al piano por Chiky Martín. Las arias elegidas para la ocasión
fueron dos de las favoritas de Jerónimo Saavedra, gran amante de la
ópera: Una furtiva lágrima de L’elisir d’amore de
Donizetti y Vissi d’arte de Tosca de Giacomo
Puccini. Sanabria y Lojendio —su interpretación de Puccini fue sobresaliente—
se metieron al público en el bolsillo con estas dos interpretaciones. Fue un
final perfecto cuya guinda se puso ofreciendo un ágape a todos los asistentes,
algo muy del gusto de ese humanista erudito, pero cercano y conciliador, que
fue Jerónimo Saavedra, Momo para los amigos.
Michael Thallium
Homenaje musical a Jerónimo
Saavedra
Cómo citar este artículo: THALLIUM, MICHAEL. (2024). Homenaje musical a Jerónimo Saavedra. Numinis Revista de Filosofía, Época I, Año 2, (RM42). ISSN ed. electrónica: 2952-4105. https://www.numinisrevista.com/2024/11/un-homenaje-musical-jeronimo-saavedra.html
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