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Riesgo de deuda global


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Riesgo de deuda global

 Recientemente ha saltado a los medios una noticia que tiene una importancia capital en sus implicaciones. Los lectores que no estén especialmente interesados en temas económicos seguramente ni la habrán oído, pero considero que es importante y que su difusión es necesaria entre la población, acompañada por supuesto del adecuado contexto e información para aquellos no iniciados en el lenguaje económico. El Fondo Monetario Internacional (FMI) [1] ha advertido en un reciente informe la elevación de la deuda pública [2] global a pasos agigantados: para finales de este año se espera alcanzar la friolera cifra de cien mil millones de dólares de deuda. En una columna anterior ya he abordado el tema de la deuda pública, pero esta cuestión alcanza una escala planetaria.

Vayamos paso por paso. La deuda pública global consiste en la suma de la deuda pública de todos los estados soberanos del mundo. La deuda per se no es ni buena ni mala, es otra herramienta que los estados pueden usar para gestionar su política monetaria/económica. El problema empieza cuando los gobiernos irresponsables abusan de ella para generar una red clientelar con la que mantenerse en el poder (véase los gobiernos peronistas de Argentina), o para financiar políticas públicas que serían insostenibles de otro modo (véase la deuda pública española, a 107,81% del PIB [3] en Agosto). Como bien sabemos a estas alturas, los políticos solo buscan obtener y mantenerse en el poder, y la deuda pública es proclive a ser usada como otro método más para dicho objetivo.

Una mala gestión económica, incluyendo la deuda pública, siempre es pagado por los contribuyentes de una forma u otra, ya sea a través de impuestos directos, por el recorte en servicios públicos para reducir el gasto, o por un aumento drástico de la inflación [4] (un impuesto indirecto) por el cual cae el valor real del dinero. Aquí mismo en España lo hemos visto en la práctica con el aumento continuado de la inflación que el Banco Central Europea ha intentado mitigar a través de la subida de los tipos de interés [5], aunque a costa de una posible recesión. Volviendo al tema central, el fondo monetario internacional también predice que para finales de la década, la deuda pública global superará el 100% del PIB mundial. Es decir, el equivalente al valor de la producción global de todo un año.

 Estados Unidos y China, las mayores economías del mundo, son los mayores contribuyentes a este aumento extraordinario de la deuda pública global. Pero el principal problema es el rechazo de las clases políticas de mantener un estado sostenible, es decir, que no se financie más allá de los impuestos extraídos a la población. Esto puede acabar terminando en un muy peligroso ciclo vicioso, en que un estado necesite continuamente generar deuda pública para sostenerse y/o expandirse. Esta deuda crece cada vez más hasta superar un límite en el que se vuelve virtualmente impagable, teniendo que ser renegociada. La Argentina es un caso extremo de este círculo vicioso y de sus terribles consecuencias para la población.

 Pero no es necesario llegar a tal punto para que el crecimiento desmesurado de la deuda global suponga un riesgo. Casi ningún país del mundo es autárquico [6] y necesita del comercio con otros países, ya sea para proveerse de bienes no disponibles o para vender los excedentes en otros mercados. Esta interconectividad entre las economías de los países, aunque buena en muchos casos, tiene la consecuencia de que los problemas en un país pueden causar un efecto dominó en el resto. Por ejemplo, un problema de impago de deudas en un país grande como China o Estados Unidos podría afectar a multitud de terceros países que habían adquirido dicha deuda, cuando sus propias cuentas ya eran inestables de antemano, por plantear un solo escenario.

 Pero no es necesario que un estado se declare en bancarrota, basta con que los agentes privados (familias, empresas, etc) no quieran o sean incapaces de absorber la creciente deuda pública de los estados para que sucedan consecuencias nefastas en la economía; por ejemplo un aumento descontrolado de la inflación, que solo podría ser contrarrestado por un aumento de los tipos de interés de los bancos centrales, que a su vez generan otros problemas como una reducción en el gasto y la inversión, enfriando la economía. Quizá la metáfora más apropiada sea la de un castillo de naipes que, con una simple inesperada brisa, es capaz de derruir todo el sistema.

En suma, que la economía es un tema demasiado serio y complejo como para dejarlo solo a los políticos, y la adicción rampante que muchos de estos tienen con la deuda pública está suponiendo ya un riesgo para la economía global. Hay que concentrarse en crear un estado sostenible que no necesite de la deuda para existir, sino que subsista solamente con los recursos de un país a través de los impuestos. De otro modo, todos nosotros acabaremos pagando la fiesta del día después.

[1] Organización financiera internacional de las Naciones Unidas, enfocada al desarrollo económico de los países miembros a través del libre comercio, la cooperación internacional, el aumento de la producción y la asistencia crediticia a países en dificultades económicas. También elaboran estudios y análisis de la economía a escala tanto nacional como global.

 [2] Es decir, al conjunto de deudas que mantiene un estado frente a los particulares, organizaciones u otros países, que han ofrecido su dinero al estado a cambio de intereses. Esta se subdivide en interna (cuando los acreedores son ciudadanos del mismo estado) o externa (cuando los acreedores son otros países u organizaciones internacionales como el FMI o el Banco Mundial).

[3] Producto Interior Bruto. Es decir, el valor monetario de la producción de bienes y servicios de demanda final de un país o región durante un período determinado, normalmente de un año o un trimestre.

[4] Es decir, la subida general de precios de bienes y servicios en un periodo de tiempo, habitualmente debido a un exceso de oferta de moneda o de crédito barato disponible en la economía. Sus consecuencias se manifiestan en la  reducción del poder adquisitivo de la población al tiempo que la moneda pierde valor real (que no nominal) y se produce un desincentivo para ahorrar e invertir la inestabilidad monetaria.

[5] Es decir, a la cantidad que se abona en una unidad de tiempo por cada unidad de capital invertido. También puede decirse que es el interés de una unidad de moneda en una unidad de tiempo o el rendimiento de la unidad de capital en la unidad de tiempo. Por ejemplo,  cuando pedimos un préstamo a un banco, el tipo de interés es el coste de ese préstamo, es decir, lo que tendremos que pagar por haberlo pedido. Por su parte, para un ahorrador que deposita su dinero en el banco, el tipo de interés es el rendimiento que le genera ese depósito.

[6] Es decir, que su economía es completamente autosuficiente y aislada de los mercados internacionales, que no necesita del comercio con otros países para mantenerse.

 

Sergio Cánovas

Riesgo de deuda global


Cómo citar este artículo: CÁNOVAS, SERGIO. (2024). Riesgo de deuda global. Numinis Revista de Filosofía, Época I, Año 2, (CM51). ISSN ed. electrónica: 2952-4105. https://www.numinisrevista.com/2024/10/riesgo-de-deuda-global.html

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1 comentario:

  1. Asunto interesante y muy complejo que, como el del sistema educativo, no tiene solución a corto plazo... y ni a saber si a largo plazo.

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