Kobe
Andrew Lincoln interpreta al personaje de Rick Grimes en la serie de televisión estadounidense «The Walking Dead». En uno de los primeros capítulos que se emitieron, decía que a partir de ese momento solo habría carne blanca y carne negra, los muertos y ellos. Bien, pues aquí en España es lo mismo. Para algunos están los españoles y los que no son españoles. Sin embargo, esto no pasa para todos los que ostentamos la nacionalidad española porque, queridos lectores, no por sentirse incómodo ante una persona que no habla español se es xenófobo.
Las personas que provienen de
sociedades asiáticas han conseguido incluirse entre la sociedad española como
una más. Como todos los lectores sabrán, existen muchos estereotipos acerca de
los asiáticos y, de hacer el chiste del humor amarillo, aquí nadie se salva. Si
aún no consiguen distinguirlos, algunos les dirán que son todos aquellos que
comen gato y abren bazares en cada esquina de su ciudad.
En la erudición que caracteriza a
estos grupos de nuestra sociedad, han sabido detectar desde el primer momento
que están viendo a una persona asiática, pero ojo, siempre chino. Que no
japonés, coreano o incluso malayo. Chino es seguro porque todos son chinos.
Aunque esto no sigue significando
que todos seamos xenófobos.
Hace años solo hablábamos de
chinos porque probablemente no sabíamos ni siquiera que existían personas con
una fisonomía similar y que venían de un país distinto llamado Japón. Solo
aquellos que leían manga y sentían fascinación por su cultura conocían el
nombre del país nipón. En las últimas décadas ha entrado con más fuerza, y con
un indudable reconocimiento, el país cuna del K-pop. Gracias a grupos como BTS,
se ha conseguido posicionar a Corea del Sur en el mapa.
A pesar de la globalización que
hoy habita como palabra en cada asignatura, tanto escolar como universitaria,
ya sea para hablar de letras o de económicas, la cuestión es que siempre habrá
diferencias entre nosotros porque pertenecemos a culturas distintas y debemos
asumir que sentir cierto rechazo a lo diferente es normal.
Países como Corea, Japón y China
(mi amigo A., chino, dice que en China también existe esta tendencia) son
países en los que situaciones de repudio al extranjero son comunes. Miran con
extrañeza al que viene de fuera. En Japón incluso tienen una palabra para
denominar en cierto tono despectivo a aquel que es extranjero: gaijin
nos llaman. Aun así, no creo yo que sea adecuado decir que son xenófobos, sino
que simplemente les incomoda lo diferente, y en España pasa igual.
Por mucho que ciertas ideologías,
abanderadas de lo que yo considero el más evidente paternalismo, para paliar
nuestras presuntas conductas xenófobas, nos hagan creer lo contrario, no somos
xenófobos, por lo menos no todos, porque gente viviendo en una cueva remota
siempre ha habido y siempre habrá.
Ser xenófobo, como he dicho, es
decir que los asiáticos comen gato, aunque en Corea sí que se comía perro hasta
hace muy poco y en una región muy diminuta de China sí que comen gato,
desconozco en este último caso, si lo hacen de forma habitual. Es llamar a un
sujeto «humor amarillo» tratando de herir sus sentimientos o hablarles tratando
de entonar su acento en tono burlesco. Es xenófobo también pensar que todos los
asiáticos son agarrados o sucios, porque españoles también los hay. Pensar eso
de «Perdona, es que claro, no os distingo porque todos sois iguales. ¿Os pasa
lo mismo a vosotros con nosotros los occidentales?».
También lo es decir que el COVID
ha sido culpa del primer asiático que se comió un murciélago en Wuhan, y este
tema nos daría para otra columna de opinión. Agredir a una persona racializada
o robarles sólo porque, claro, como todos forman parte de mafias, saben poco
nuestro idioma o son tontitos, no va a pasar nada.
Y por cierto no todos saben
karate, kung-fu o taekwondo.
Situación distinta y hasta
entendible, por mucho que nos quieran decir que no, es sentir un shock cuando,
por ejemplo, tu hija te dice que se va a casar con un japonés o con un coreano.
Y es que lo mismo les pasa a ellos con nosotros. Tienen otras culturas, otras
conductas y es normal sentir rechazo en un primer momento, porque integrarlo en
la familia supondría que esta persona tuviera que entender nuestras jergas al
hablar, nuestras costumbres festivas o nuestras formas de relacionarnos en
sociedad y nosotros las suyas.
Una cosa es la xenofobia, que la
hay porque gilipollas los hay en todos los sitios, pero otra cosa bien distinta
es sentir una incomodidad la primera vez que tratamos con personas de otra
cultura, al igual que a ellos les pasa con nosotros.
Que nadie nos engañe: ni todos
los españoles son xenófobos ni todos nuestros comportamientos son conductas
xenófobas. Por el momento sigue existiendo el choque cultural.
Saray Rodrígues Pérez
Kobe
Cómo
citar este artículo: RODRIGUES PÉREZ, SARAY.
(2024). Kobe. Numinis Revista de Filosofía, Época I, Año
3, (CS02). ISSN ed. electrónica: 2952-4105. https://www.numinisrevista.com/2024/07/kobe.html
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