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I'm Pride

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I’m Pride

En los últimos días, la sociedad española ha criticado a la alcaldía de Madrid por el cartel publicitario de las fiestas del Orgullo LGTBIAQ+, argumentando que no representa adecuadamente esta festividad. Aunque hay quejas sobre la iconografía del cartel, ¿acaso no conocemos todos la mítica carrera de tacones en Chueca? ¿No son los abanicos coloridos esenciales para soportar el calor de finales de junio? ¿No es la profilaxis fundamental para protegernos de las ITS?

Algunas de las críticas vertidas parecen personales y cargadas de inquina contra una ideología más que contra el propio cartel. Ejemplos de estas críticas incluyen: «Esto es lo que representa el Orgullo para el PP de Madrid: clichés y prejuicios» y «La campaña institucional de Almeida para el Orgullo revela su incomodidad ante la diversidad y visibilidad LGTBIQ+: mejor vaciarla de contenido y caricaturizarla».

Tal y como están las cosas ahora, utilizar estos símbolos para referirse a una de las fiestas madrileñas que más dinero factura cada año demuestra un claro desconocimiento del contexto actual. La evidente incomodidad del colectivo, que se ha podido ver en las noticias de los últimos días, probablemente llevará a que el año que viene los bares de Chueca se vean obligados a cerrar.

El icono de un abanico es inapropiado, porque con el cambio climático ya no solo se usa en junio, sino que desde marzo o abril hay lugares en España donde ya es necesario. No hablemos de la copa, porque se sabe con total exactitud que ninguno de nuestros políticos, y mucho menos las personas que no son políticas, beben. Por último, un preservativo. Cualquiera se hubiera dado cuenta de que ahora parece que ya no se usan, como se deduce de un estudio publicado en 2024 que indica un aumento grave de las ITS.

El Ayuntamiento de Madrid ha creado un cartel too much, que podría herir sensibilidades porque la realidad que representa es incómoda: negamos nuestra verdadera naturaleza constantemente.

No queremos asumir en lo que hemos convertido una de las fiestas más importantes del año. Este capitalismo abrumador, al cual todos contribuimos, ha hecho que cada 28 de junio se inicie una de las mayores expresiones de mercantilización, probablemente solo superada por la celebración del 8-M. Las diferentes marcas contactan con personas influyentes en redes sociales para promocionar productos con la palabra proud o con estampados de siete colores. Los ayuntamientos cambian la bandera de la orquesta que ha actuado en las últimas fiestas locales por una mucho más colorida porque, al ser junio, ya va tocando.

El resto del año, las personas del colectivo LGTBIAQ+ no parecen existir sino es en los espacios más marginales a los que han sido relegados. Tanto los partidos sociales como los populares han construido armarios empotrados de los que los sacan un par de semanas al año para el titular de la mañana, o cuando se ven amenazados y cuestionados por otros en su más que evidente defensa de los desfavorecidos. Qué tiemblen las empresas de muebles suecas, que les ha salido competencia.

Tú que me lees y yo que escribo también hemos contribuido a esto que hoy tanto nos ofende. Porque el resto del año aún seguimos viendo cómo son noticia las declaraciones de alguien diciendo: «Estoy aquí para contaros que soy homosexual, que no pasa nada, que la vida sigue igual (...)». Lo mejor de todo es cómo atendemos al presentador de los informativos con morbosidad, deseando saber quién es y si te has cruzado con él por la calle para poder pensar que no parecía gay.

La polémica no debería girar en torno al cartel, sino sobre nosotros y la conversión del amor al prójimo en algo para facturar y captar adeptos. Aunque el cartel fuera otro e incluyera las palabras «orgullosos», «orgullosas» y «orgulloses» o los anglicismos pride o gay rights que tanto nos gustan, en las calles se seguirían asesinando homosexuales.

Esto es así, mientras a unas personas las matan al grito de «maricón», nosotros y aquellos que hemos elegido para que nos gobiernen, nos indignamos porque un cartel representa estereotipos, ninguno de ellos incorrecto, a los que todos hemos contribuido para que los sean.


Saray Rodrigues Pérez

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Cómo citar este artículo: RODRIGUES, SARAY. (2024). I’m PrideNuminis Revista de Filosofía, Época I, Año 3, (CS01). ISSN ed. electrónica: 2952-4105. https://www.numinisrevista.com/2024/07/im-pride.html
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