

Eternidad e inmanencia
Adrián Santamaría Pérez
Unos buñuelos de viento (media docena de cabello de ángel, otra media de crema y, para satisfacer el deseo más concupiscible, un par de chocolates) quedaron metamorfoseados en seis claveles, seis crisantemos y dos rosas blancas. El instante que, año tras año, era concebido como tal (insignificante, transitorio, efímero…), de repente, dibujaba una tangente hacia la eternidad, a la vez que venía a ser suplantado por otro del que, aun sabiéndolo definitivo e irreversible, no podía dejar de anhelar su naturaleza pasajera. El regalo para los vivos, símbolo de vida, reflejó el paso a la infinitud por medio del regalo que hicimos a los que ya no están.

Eternidad e inmanencia, Numinis Revista de Filosofía.




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