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Crisis de la socialdemocracia Europea


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Crisis de la socialdemocracia Europea

 Vivimos a día de hoy en un periodo de crisis latente en la que varios problemas de fondo permanecen sin resolución. El futuro parece incierto, hay demasiadas preguntas sin respuestas, división en las calles y los consensos ampliamente aceptados en la pasadas décadas ahora son cuestionados. En suma, la socialdemocracia europea, el sistema que ha venido predominando en los países europeos está en crisis o en abierta decadencia. Los resultados electorales de las elecciones europeas y en multitud de países son la muestra de este amplio descontento.

Muchos comentaristas y tertulianos proclaman que la causa de esta crisis es fruto del ascenso de la mal llamada «extrema derecha» y del euroescepticismo, pero creo que en sus precipitados análisis ponen el carro delante del caballo. Es la descomposición del sistema socialdemócrata lo que ha facilitado el ascenso de estos movimientos y no al revés. Es como el lobo que se lanza sobre el ciervo envejecido, antaño majestuoso y dominante. Muchos de estos partidos, agrupados bajo el término-paraguas de extrema derecha, realmente tienen poco en común salvo algunos rasgos puntuales. Que diablos, si uno compara los panfletos y programas de Podemos con, por ejemplo, La Falange, hay más similitudes que diferencias.

A menos que se produzcan frentes populares Frankenstein a la española, será muy difícil que los restos de la socialdemocracia europea consigan mantener sus puestos de poder en las instituciones, y en todo caso no conseguirán revitalizar el sistema a corto o medio plazo. Hay muchas causas del porqué de esta decadencia (posiblemente más de las que yo pueda enumerar); la crisis demográfica que hace cada vez más insostenibles los planes sociales, la radicalización del discurso promovida por los extremos políticos (que son los que más tiene que medrar de esta crisis), el estancamiento económico de la mayoría de países europeos, el creciente control social ejercido por los estados, la inmigración ilegal que proviene en números cada vez mayores desde África, el eje Rusia-Irán-China que ha demostrado el fracaso de la política socialdemócrata del apaciguamiento, etc. Todas estas causas merecerían columnas propias, cuando no extensos artículos, solo para hablar en profundidad sobre ellas.

 Si la socialdemocracia quiere sobrevivir en medio de este mundo incierto, será necesaria una reforma en profundidad, porque con esta década ha terminado el periodo de paz y prosperidad presente desde los noventa. Claramente los consensos del pasado ya no son satisfactorios, y problemas latentes requieren de soluciones firmes y decisivas que difícilmente pueden acometer los burócratas que gustan de reclinarse en cómodos sillones. Podría especular acerca de qué tipo de reformas harían falta, pero creo que será más conveniente dejarlo para una columna aparte en un futuro próximo.

 Para el futuro en un corto y medio plazo, apunto algunas posibilidades para que considere el lector: el mantenimiento a todo coste de una socialdemocracia cada vez más disfuncional, que este sistema termine colapsando de forma tan brutal que se requiera de generar un nuevo modelo y los subsiguientes consensos resultantes, o que la socialdemocracia termine manteniéndose porque simplemente las alternativas son manifiestamente peores. Creo que pecan de alarmismo aquellos que pregonan que dictaduras van a empezar a brotar como setas, quizá sí que es un posible giro autoritario, pero eso es algo que se viene dando con las socialdemocracias de varios países de todos modos.

 Hay una excepción que sin embargo resulta esperanzadora, que es el ascenso del liberalismo antiestatista en Argentina con Javier Milei. A esto me refiero con que el colapso del sistema podría favorecer nuevos sistemas: la situación económica en Argentina era tan horrenda (y en buena medida aún lo es, aunque se están tomando las medidas necesarias para virar el rumbo) que la población escogió a un anarcocapitalista por pura y absoluta desesperación.

 Si el proyecto de Milei termina funcionado, muy a pesar de las inmensas dificultades que bloquean el camino, podríamos tener un ejemplo palmario de un país que ha crecido y desarrollado sin necesidad de extremismos de izquierda o derecha ni de socialdemocracia esclerótica, llevada a un estado terminal por sus últimas consecuencias. Pero a día de hoy, el centrismo y el liberalismo en Europa son inoperantes cuando no directamente proyectos muertos, como la propia España es ejemplo de ello.

 

Sergio Cánovas

Crisis de la socialdemocracia Europea


Cómo citar este artículo: CÁNOVAS, SERGIO. (2024). Crisis de la socialdemocracia Europea Numinis Revista de Filosofía, Época I, Año 2, (CM43). ISSN ed. electrónica: 2952-4105. www.numinisrevista.com/2024/07/crisis-de-la-socialdemocracia-europea.html

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2 comentarios:

  1. Estimado Sergio, antes que nada, he disfrutado mucho la lectura del texto. Sin embargo, no puedo dejar de ver que hay un elefante en la habitación en este análisis de la socialdemocracia, que no es sino la crisis ecosocial. ¿Cómo se relaciona esta caída de la socialdemocracia con el aumento de los flujos migratorios por fenómenos climáticos o el encarecimiento de bienes básicos debido a la crisis energética? Es más y aquí es donde quisiera centrar mi pregunta, ¿hasta qué punto puede ser mínimamente esperanzador un gobernante como Milei que, ante la evidencia de las distintas dimensiones de la crisis ecosocial (no sólo cambio climático, sino también cambios de los suelos, acidificación de los océanos, pérdida de la biodiversidad...) piensa que esta crisis es un invento de los comunistas? ¿Cómo va a ser esperanzador una propuesta desarrollista (que cree en el crecimiento infinito) como es el (anarco/minar/...)capitalismo de Milei en un momento histórico en el que estamos chocando con los límites planetarios hasta el punto de poner en juego las mismas condiciones de vida del humano en este nuestro planeta? No sé, Sergio, si bien la socialdemocracia no es ninguna respuesta a la crisis ecosocial, no vería en qué sentido el capitalismo agresivo de la propuesta de Milei puede ser más "esperanzador" o esperanzador en algún sentido. Abrazos!

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    1. Buenas Manuel, gracias por tu comentario. Procedo a responder a varias de tus cuestiones.

      La crisis energetica ha sido causada, en buena medida, por la propia socialdemocracia. Recordemos que fue la socialdemocracia alemana, encarnada por Anglea Merkel, la que decidió lanzarse en brazos de Putin con la más bien inocente esperanza de que Rusia se convertiría en un aliado de occidente. En multiples ocasiones se debió de dejar de tratar a Rusia como socio preferente por las guerras chechenas, georgiana y la anexión de Crimea, pero se decidió mirar a otro lado y el crudo ha fluido hasta la invasión de Ucrania.

      La socialdemocracia también alicienta en parte los flujos migratorios (si bien no es la causa), puesto que los inmigrantes illegales pueden beneficarse de multiples tipos de subsidios. Los fenomenos climaticos no son la principal causa de estos flujos migratorios, diria que nisiquiera secundaria. La principal causa es la inestabilidad de los países africanos, la falta absoluta de un estado de derecho, una politica economica pésima y una muy deficiente gestión de los recursos. Las recetas hacia la riqueza y la estabilidad ya son ampliamente conocidas a estas alturas; mercados abiertos, libertad de competencia, respeto a la propiedad privada, legislación y regulaciónes escasas y claramente definidas, impuestos reducidos, etc. Si China, un país pobre de solemnidad hace dos o tres generaciones, ha podido crecer y enriquecerse como lo ha hecho, los países africanos también pueden, pero sus líderes carecen del interés o la voluntad, perpetuando este ciclo de pobreza.

      Sobre Javier Milei, afirmo que es un caso esperanzador porque vuelve a traer a la palestra los valores de la libertad economica y individual, frente a una socialdemocracia hegemonica que se ha vuelto cada vez más autoritaria en lo economico y lo social. Creo que en el capitalismo está la propia solución a los problemas ecológicos, y no en el estado, optimizando los recursos disponibles y reduciendo la contaminación a través de unos incentivos sociales y empresariales. Ten en cuenta que son los países más estatistas y socialistas, como Cuba o Venezuela, los que peores gestionan los recursos naturales y los que más lo acaban dañando en consecuencia.

      Se que a mucha gente esto le parecera irrealizable o absurdo, pero no creo que haya que escoger entre desarrollo económico y la preservación de la naturaleza, no existe esa falsa dicotomía. Creo que ambos objetivos se pueden perseguir conjunta y armoniosamente. Por poner un ejemplo práctico, la Europa anterior a la industrialización era un lugar con muchos menos bosques, puesto que la madera se utilizaba para multitud de cosas; construir casas, leña para el el invierno, productos manufacturados,etc. Con la industrialización la necesidad de la madera se fue reduciendo. Hoy en día los bosques europeos son bastante más densos que hace un siglo.

      Espero que mi respuestas te hayan hecho reflexionar, un cordial saludo de mi parte.

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