La encontraron muerta
En alguna parte he dejado dicho que una historia verídica no es posible sino en la más estricta ficción. Esta historia es verídica. La encontraron muerta sobre la cama. Su cuerpo estaba recostado sobre el lado izquierdo; desnudo, con la cabeza apoyada sobre el dorso de la mano derecha donde descansaba la oreja. La mano izquierda estaba metida debajo de la almohada. El edredón le cubría parte de las piernas, dejando a la vista el resto del cuerpo. Debía de haber muerto muy poco tiempo antes de que llegaran los bomberos y la policía. A los agentes les llamó la atención el meticuloso orden en que se encontraban los enseres de la casa: todo limpio, como si alguien lo hubiese dispuesto todo para una exposición. Habían recibido la llamada de la mujer unas horas antes: «Voy a morir. Vivo en el número dos del Callejón del Desengaño. Me hallarán muerta en el cuarto piso. No tiene perdida. Es el único cuarto que hay».
En el salón sonaba el televisor. La voz de un
gobernante hablaba de la confabulación que existía en su contra para derrocarle
del puesto para el que había sido elegido democráticamente. Justo cuando los
agentes entraban en el dormitorio, la voz que salía del televisor declaraba con
sorna y afectada solemnidad: «Si creen que me voy a rendir, ¡van listos, van listos!» Uno
de los agentes, el más experimentado, dijo: «Pues esta sí que se ha rendido».
En la mesilla había un botecillo con pastillas y un
vaso de agua medio vacío. La lamparilla estaba aún encendida y su luz bañaba la
piel de la espalda de la mujer. Dos libros apilados uno encima del otro:
debajo, La revolución española vista por una republicana de
Clara Campoamor; encima, Vida y destino, de Vasili Grossman. Una
nota manuscrita dejaba un mensaje para un eventual lector: «Por favor, llamen a mi madre y díganle que
no he sufrido. Mi ex recogerá a los nenes de la escuela a las 14:00. En el
salón he dejado un sobre debajo del televisor con instrucciones para terminar
algunas tareas pendientes que yo no he podido concluir. He amado. Amo a mis
hijos. No puedo seguir más. Lo he intentado. Perdonadme». Al lado de la nota,
un pasaporte. Al verlo, de nuevo el agente más experimentado hizo un
comentario: «Para el viaje que ha emprendido, de nada le sirve esto ya». Lo
abre y lee: Claudette Melgar, fecha de nacimiento: 1 de enero de 1990. «Es
joven, 34 años», añade rutinariamente mostrando la foto.
El rigor mortis aún no ha invadido el
cadáver. No llevará más de una hora muerta. Al día siguiente, el forense
determinará que estaba embarazada de dos meses. Cuando van al salón para abrir
el sobre con las instrucciones de la fallecida, se encuentran con cinco folios
pulcramente escritos, asépticos, con órdenes de a quién hay que devolver
dinero, a quién llamar para cancelar contratos… Todos los zapatos están
alineados y pulidos. El agente más joven se queda perplejo al contemplar un
cuerpo inerte, sin vida, que resulta tan bello a la vista: recogido en posición
fetal, dormitando, sin marca aparente de sufrimiento ni violencia.
El gobernante sigue hablando por el televisor. Lleva
haciéndolo varias horas. Acusa a quienes lo han acusado. El mundo gira en torno
a ese complot internacional que quiere derribarlo. El discurso resulta absurdo.
El agente joven apaga el televisor. Regresa al dormitorio. Mira el cuerpo de la
mujer. Se acerca a la mesilla y toma en sus manos Vida y destino.
Hojea el libro. Se detiene en la última página. Descubre una anotación con firma a lápiz
hecha ese mismo día, quién sabe si apenas unos minutos antes de que la mujer se
quitara la vida: «Terminado de leer el viernes 24 de mayo de 2024. Claudette
Melgar.»
Mira a su compañero, el más experimentado. Le enseña la anotación. No media palabra entre ambos. Al mirarse a los ojos, los dos se hacen la misma pregunta: ¿por qué no había ni rastro del lápiz cuando la encontraron muerta?
Michael Thallium
La encontraron muerta
Cómo citar este
artículo: THALLIUM, MICHAEL. (2024). La encontraron muerta. Numinis
Revista de Filosofía, Época I, Año 2, (CV61). ISSN ed. electrónica: 2952-4105. https://www.numinisrevista.com/2024/05/la-encontraron-muerta.html
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