

Milei y sus nefarias
reformas laborales
Iniciamos un nuevo año y en muchos lugares
también se estrenan
gobiernos. Por ejemplo, la Argentina recibe a un novel
mandatario en la Casa Rosada, el presidente Javier Milei. Su arribo al cargo pasaría
inadvertido en el mundo si no fuera por dos cosas: Toma la
batuta en tiempos
de increíble inflación
para Argentina y, segundo, propone
soluciones pasmosas para la encrucijada. Utilizando el término pasmoso
como que deja sin aliento, pero no en forma positiva.
Se ha quitado las caretas
y francamente se ha declarado
liberal, en lo concerniente a decisiones económicas y políticas.
Liberal como el infame concepto tal (y no como palabra que alude
al fomento del capitalismo llanamente). Sí, a secas, se decanta por el
tradicional recorte del gasto público y laboral como panacea a la insolvencia del erario nacional. Y es que, aunque intente
usar ambages y florituras, se ha
ido por la carretera de la simpleza y la pereza. Se autoproclama como «visionario» o «innovador», pero esa formulita de reducir el gasto público
para frenar la inflación ya está
muy gastada. Como el hecho de que también desvela que se está ante un gobierno
insensible, calculador y frío. Pero esas no son las peores características que
denota el hecho de declinarse por el liberalismo a ultranza, sino que
igualmente evidencia la ineptitud o al menos la falta de sagacidad en materia financiera.
Son
medidas muy clásicas tomadas por regímenes
totalitarios que intentan salir de los predicamentos económicos sin detenerse
en afectar directamente a su población, sobre todo, la más vulnerable. No es extraño
pues que sea un recurso
muy recurrente en China, por ejemplo, o en Rusia cuando se está en crisis (aunque este
último país contempla al menos no ser tan drástico en los recortes sociales
como ocurrió en 2015). Francia ya iba por esos rumbos (aún no se está a salvo) pero su cercanía con occidente lo impele a mimetizarse con una cultura
civilizada y en favor de la persona y la satisfacción de sus necesidades
esenciales humanas.
Una
y otra vez la historia ya ha dado muestras de lo que ocurre cuando
por «ahorrar» se
lleva al límite a las gentes: Solo hay revueltas y revoluciones
sangrientas. Sucedió pretéritamente para Argentina con Menem y muchos más
obtusos gobernantes quienes no tienen para la crisis otra solución que privar a
sus ciudadanos de lo que merecen por el simple hecho de ser hombres. Trayendo
con ello únicamente desgracias e irónicamente más gastos, en vigilancia
policial y militar para someter a los rebeldes y también en reconstrucción de
la infraestructura, perdiéndose mayor dinero de lo que se pretendía preservar debido
a lo severo de la austeridad. Es decir, es una decisión
política de estultos. Recordemos como esta maniobra
puede incluso costar la cabeza
al dirigente máximo
que pretende salir ileso (literal o figuradamente, preguntémosle a Luis
XVI).
Por ello, las reformas laborales y el plan de recorte presupuestario de Milei definitivamente son un perder. Por su propia conveniencia el presidente argentino debe replantearse sus opciones para resolver el problema de la inflación en su economía nacional. Y es que existen muchas alternativas financieras que escoger, aunque a primera instancia no sean tan visibles. Pongamos por caso a Qatar. Este país tenía un agudo atraso económico hace medio siglo, pero gracias a su audacia y buen uso de la inversión federal o pública pudo transmutar en lo que es hoy en día, un país de gran infraestructura y riqueza. Esto debido a que sus gobernantes optaron por crear un fondo de inversión con capital federal (Fondo Soberano de Inversión de Qatar) para luego invertirlo en el exterior o negocios extranjeros seguros. El resultado: El dinero cayendo realmente como maná. Para el mundo latinoamericano y sus autoridades esta proeza puede llegar a entenderse como xenofilia, sin embargo, va más bien de una estrategia económica inteligente en el verdadero sentido de la palabra (nadie pierde). Cualquiera argüirá lo contrario afirmando que el mercado de valores es fluctuante e invertir en capitales extranjeros no es algo como una hazaña asegurada. Pero funcionó rápidamente para Qatar, porque remarco, la inversión debe realizarse en entidades seguras, firmes non plus ultra. Tal fue la elección de Qatar de introducir sus fondos públicos en mercados como el británico, con una política y gobiernos estables, dejando sus activos en negocios tan infranqueables como Harrods o hasta añejos equipos de fútbol como el Liverpool. Lo que quiero dar a entender es que, siguiendo pautas brillantes de los mejores inversores, como la diversificación o los capitales con rendimientos a corto plazo, se puede ganar (subsanar las finanzas públicas sin mermar su sociedad). El lema entonces sería «menos ahorro, más inversión».
No cuesta mucho poner esos pesos
argentinos a jugar en un mercado o empresas inquebrantables por ejemplo como
Amazon, Netflix o Google, digamos, con su bolsa y acciones eternamente in crescendo. Si Soros estuviese en la Casa Rosada y tuviese buena voluntad, la inflación de la Argentina
ya sería cosa del pasado.
Es cuestión de educación financiera básica. Otra opción
siendo menos optimistas podría ser el recurso de atrapar parte del capital
extranjero en el país. Esta selección es más habitual en el cono sur de
Latinoamérica y muy proclive y favorable como solución de crisis inmediata en
los países de desarrollo medio (Brasil
o Argentina supóngase).
Efectivamente, va de ofrecer un paquete de beneficios a las empresas extranjeras para que se animen a traer su capital
a Argentina y poner sus plantas o sucursales en el territorio nacional. No solo se
activa la economía con esto
y se crean empleos, sino que directamente
el gobierno puede percibir ganancias por el cobro de infraestructura o la llana
recolección de los impuestos a las empresas extranjeras. Por supuesto, para no
ahuyentarles, como parte de su paquete de beneficios se podría crear un cobro
de impuestos estandarizado, es decir, que los conglomerados tengan
un impuesto fijo por un largo periodo
de tiempo, que sea uniforme y bastante asequible para con
ello impulsar un mayor número de inversores, los que al otorgar al gobierno
dichos impuestos bajos, en conjunto siendo muchos, se reflejaría en pingües
ganancias para el erario y PIB. Es como la medida árabe de no castigar al rico
(Kuwait y Omán), con impuestos razonables se animan
a invertir las empresas, y luego si se suma la recaudación resulta
que se ganó más de lo que se pretendía
con impuestos muy elevados.
El
presente texto únicamente intenta exhortar a las autoridades argentinas (y las del mundo en general) para que busquen
extenuantemente soluciones a las crisis económicas de sus respectivos países sin soslayar
el valor de su población.
Porque el real tesoro de las
naciones no es ni su territorio ni su
armamento ni su riqueza,
sino su gente, que vive,
siente y piensa.
Iris Yuviana Hernández Robles
Milei y sus nefarias
reformas laborales
Cómo citar este artículo: HERNÁNDEZ ROBLES, IRIS YUVIANA. (2023). Milei y sus nefarias reformas
laborales. Numinis Revista de Filosofía, Época
I, Año 2, (CL2). ISSN ed. electrónica:
2952-4105. https://www.numinisrevista.com/2024/01/milei-y-sus-nefarias-reformas-laborales.html




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