Jesús Carazo o la realidad como ficción
A Jesús Carazo lo conocí en persona en Santander. Antes habíamos hablado por teléfono e intercambiado algunos mensajes. Lo más lógico hubiera sido vernos en Burgos, lugar en el que nació y reside, pero fue en Cantabria, el verano pasado. El verano es una época del año muy presente en la obra de Jesús. Tiempo luminoso, su novela más reciente publicada por la editorial Valnera, transcurre durante el verano. No deja de ser una paradoja que ahora escriba yo sobre ello cuando estamos en pleno invierno. En invierno hace frío; en verano, calor. Quizás el calor sea más propicio para las relaciones de pareja, un tema recurrente en las novelas de Jesús Carazo.
La vida es una suerte de casualidades, de encuentros fortuitos que desembocan en curiosas relaciones personales. A poco que uno tire del hilo, van deshaciéndose las costuras que unen los retazos que conforman el tejido de nuestras relaciones. Sirva de muestra un botón. Hace algo más de una semana, recibí un mensaje de Pollux Hernúñez. Me informaba de la presentación en Madrid de La música del verbo, el último libro del poeta José Ramón Ripoll. Pollux es un tipo curioso, raro, muy interesante, culto, prodigioso. Suele despedirse a lo quijote, quiero decir, a la manera en que Cervantes concluyó el El Quijote, o sea, con un vale. Pollux me dijo que no podría asistir a la presentación, pero que Emilio sí que iría. Por Emilio se refería a Emilio Pascual, otro tipo prodigioso, la persona con la memoria más portentosa que conozco. Fue de hecho en la presentación de El gabinete mágico de Emilio Pascual —ese libro fabuloso de las bibliotecas imaginarias— cuando conocí en persona a Pollux Hernúñez. De aquello no hace todavía un año.
Decía que Pollux no podría acudir a la presentación de La música del verbo, pero que, al parecer, Emilio, sí. Así que escribí a Emilio para quedar con él. Pero no. Emilio tampoco podría acudir a la presentación. No obstante, me pidió que saludase de su parte al poeta Jenaro Talens, de quien yo jamás antes había oído hablar. Eso hice el día de la presentación. Talens presentaba el libro de Ripoll. Dos gaditanos, Ripoll y Talens. El asunto es que, charlando con Talens, descubrí que él había sido el sucesor del polímata George Steiner en la cátedra de la Universidad de Ginebra. Se me ha antojado que en algún momento leeré la obra completa de Jenaro Talens.
Pero, ¿qué tiene qué ver todo esto con Jesús Carazo? Todo a su tiempo. Uno sigue deshaciendo costuras. Resulta que a Carazo lo conocí por otro Jesús: Herrán, el editor de Valnera, esa pequeña gran editorial cántabra que toma su nombre del pico Castro Valnera. A Jesús Herrán lo conocí porque me lo presentó el escritor José Antonio Abella, a quien a su vez yo había conocido por otro escritor y excelente narrador oral: Ignacio Sanz. Voy terminando. José Antonio Abella fue quien puso en contacto a los dos Jesús, Carazo y Herrán. Concluyendo: si conozco a Jesús Carazo, es gracias la generosidad de José Antonio Abella. Carazo y Abella se conocen desde hace casi treinta años.
Ahora, después de haber deshecho las costuras y dejar tanto retazo suelto, ¿cómo hilvanar algo de sentido entre tanto nombre desconocido para la mayoría de seres humanos? En mi vida, hay ciertos autores cuya obra he leído íntegramente. Creo que el primero fue el mexicano Juan Rulfo, aunque eso no tiene mucho mérito, porque su obra no es muy extensa. Le bastaron El llano en llamas, Pedro Páramo y El gallo de oro para figurar en los anales de la historia. Luego fue la obra poética de Miguel d’Ors, quien ya solo por aquel endecasílabo refiriéndose a la permanencia merece un puesto de honor: Se fue, pero qué forma de quedarse. Y después toda la obra de José Antonio Abella publicada hasta la fecha. Quienes no hayan leído nada de él, que prueben La sonrisa robada, Trampas de niebla, El corazón del cíclope o Aquel mar que nunca vimos. Recientemente le tocó el turno al poeta Eloy Sánchez Rosillo, con cuya poesía me emocioné y me elevó a otra dimensión, como de un no sé qué que queda balbuciendo. ¡A cada cual nos llegan los poemas de un modo distinto! Actualmente, estoy con la poesía completa de Antonio Colinas… Y, por supuesto, con la obra completa de Jesús Carazo. ¡Por fin comenzamos a dar alguna puntada con hilo!
Jesús Carazo nació en 1944 y lleva toda la vida dedicado a la literatura, como catedrático y escritor. Una vez me dijo que no pasaba un día sin escribir algo. ¡Me lo creo! Ejerció su profesión en Tánger, España y Francia. Y eso se refleja en su obra, que puede dividirse en tres grandes bloques: literatura juvenil, teatro y novela. Si le preguntan, enseguida dice que el medio en el que se encuentra como pez en el agua y que más satisfacciones le ha dado es el teatro, un género en el que recibió el Premio Lope de Vega de 2004 por su obra teatral Último verano en el paraíso. Sin embargo, ha dedicado la mayor parte de su vida literaria a la narrativa. En 1989, quedó finalista del Premio Nadal con la novela Los límites del paraíso y ha sido galardonado con más premios tanto de literatura juvenil como teatro y novela.
En la narrativa de Jesús Carazo hay mucho de su vida, aunque no así en sus obras de teatro donde apenas queda rastro de ella. Las relaciones amorosas están muy presentes en casi todas sus novelas, unas novelas que, sobre todo desde 2010, son ligeras, vitales, ágiles sin apenas descripciones… ¡teatrales en el fondo! Ahí están, por ejemplo, La tentación, Polifemo en Sicilia o Los amores efímeros. Jesús Carazo sirve la realidad como ficción. Y alguien que da tanto de sí mismo en sus libros, aun con todas las transformaciones y trucos literarios de que se pueda servir, merece el mayor de los respetos.
Hay dos escritores muy presentes en mi vida actualmente: José Antonio Abella y Jesús Carazo. Al segundo no lo hubiera conocido sin el primero. Ambos tienen estilos muy distintos, quizás opuestos, y a ambos me une la admiración por su capacidad de trabajo y el amor que siento por la obra que han dejado escrita. He empleado una palabra manida y muchas veces huera: amor. Pero es precisamente el amor lo que a uno le permite acercarse, comprender y honrar a quien se dedica al noble arte de la escritura y más aún a quien se desnuda para servir elegantemente la realidad como ficción.
Michael Thallium
Jesús Carazo o la realidad como ficción
Cómo citar este artículo: THALLIUM, MICHAEL. (2024). Jesús Carazo o la realidad como ficción. Numinis Revista de Filosofía, Época I, Año 2, (CV44). ISSN ed. electrónica: 2952-4105. https://www.numinisrevista.com/2024/01/jesus-carazo-o-la-realidad-como-ficcion.html
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