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La llave de los campos… de la memoria — María Sancho de Pedro

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 La llave de los campos… de la memoria



René Magritte, La Clef des Champs, 1936 Óleo sobre lienzo, Museo Nacional Thyssen-Bornemisza.


La siguiente columna planea ser una hibridación entre lo que mi interior trata de vomitar como crítica artística y mi exterior formatea como columna. Esas dos naturalezas se trenzan con un hilo de auto-no-ficción que responde a acontecimientos vividos por mi persona semanas atrás, y que se han tejido sobre mí como una nube negra y traumática. Tal suceso sin nombre que no quiero relatar se ha erigido en mi memoria como un edificio capaz sólo de generar sombra. Yo lo observo desde la distancia segura del espectador que tiene ante sí, lienzo, ventana y realidad mediada. 

Al tratar de sacarlo del armario memorístico para ubicarlo en la conciencia presente, me encuentro como si me situara frente al cuadro de Magritte al que el título hace referencia. Dicha obra, que ahora se encuentra situada en la recomendable exposición de Lo Oculto del Museo Thyssen, es la plasmación gráfica del dilema de la fenomenología de la memoria. Rezaba el texto que acompañaba a la obra expuesta de la siguiente manera:

 «Este cuadro forma parte de una serie dedicada a lo que Magritte denomina “el problema de la ventana”. “Así es como vemos el mundo. Lo vemos fuera de nosotros y, sin embargo, sólo tenemos una representación de él en nuestro interior. Del mismo modo, a veces situamos en el pasado algo que está sucediendo en el presente. El tiempo y el espacio pierden entonces ese crudo significado que sólo la experiencia cotidiana puede tener en cuenta”.

La memoria es una mentirosa, es egocéntrica y huidiza. Al ser un objeto sin materia concreta, solo soportándose físicamente en el cuerpo, pero enredándose en su carácter cambiante y escurridizo, es difícil atraparla en el análisis. Obedece a los delirios del inconsciente, pero no meramente. Su voluntad se antepone a veces a la del sujeto portador. No hablo solo de borrado o presencia intempestiva de recuerdos no deseados. Me refiero también a la turbulencia del orden que se genera en el acto de recordar.

Un suceso B puede considerarse mucho más importante que un suceso A. A la memoria poco importa que ese suceso A haya sucedido primero. Es capaz de interpretar toda la realidad memorística desde una vida marcada por dicho suceso traumático (A), aunque poco sentido tenga porque haya sido un acontecimiento posterior. Se puede explicar bien desde el escenario político: cuando una toma conciencia del funcionamiento del poder, ciertas opresiones del pasado súbitamente cobran sentido, interpretadas desde una lente renovada. 

¿Es ese el verdadero problema de la ventana que mencionaba Magritte? Se trata de una memoria continuamente pasada por los filtros hermenéuticos de un sujeto endeble que se apoya sobre complejos cimientos dinámicos, sociales y culturales. Asimismo, la proyección del sujeto se constituye como una memoria a futuro e interfiere también en el análisis. Es la expectativa la que dibuja ese primer boceto del recuerdo, que luego es pintado por la brocha de la experiencia y barnizado por el entrelazamiento de los acontecimientos. 



María Sancho de Pedro

La llave de los campos... de la memoria.


 

Bibliografía


Cómo citar este artículo: SANCHO DE PEDRO, MARÍA. (2023). La llave de los campos de la memoria, Numinis Revista de Filosofía, Época I, Año 2, (CL41). ISSN ed. electrónica: ISSN ed. electrónica: 2952-4105. https://www.numinisrevista.com/2023/10/la-llave-de-los-campos-de-la-memoria.html

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