Jovenes maestros
Jóvenes, somos aún tan jóvenes… Así decía la letra de una muy conocida canción del año 1980. La cantaban Los Mustang, un grupo barcelonés que se hizo muy famoso en la década de los años sesenta. Llegaron a facturar verdaderas millonadas. La canción se titulaba Los jóvenes. Lo que poca gente sabe es que esa canción la había cantado Cliff Richard con el grupo The Shadows en 1961: The young ones, o sea, «los jóvenes» en inglés. Menos personas aún recordarán que esa canción apareció en la película británica homónima The young ones que se tradujo al español como Los años jóvenes. Pero lo que casi nadie sabe es que esa canción no la escribió ni Los Mustang ni Cliff Richard ni The Shadows. Los creadores fueron dos cantautores estadounidenses que la compusieron al alimón: Sid Tepper y Roy C. Bennet. Formaron duo compositivo desde 1948 hasta 1970. Durante veintidós años, juntos, escribieron más de trescientas canciones, muy exitosas, para Elvis Presley, Frank Sinatra, Dean Martin entre otros muchos artistas. Lo curioso es que ambos nacieran el mismo año, 1918, y murieran también el mismo año, 2015. Noventaiseis años tenían ambos nonagenarios al fallecer.
La juventud de Rubén Darío se iba para no volver y eso le hacía cantar al poeta: cuando quiero llorar, no lloro… y a veces lloro sin querer. Juventud. Jóvenes… Hoy, en el primer cuarto del siglo XXI, en algunos «países avanzados» ¡somos jóvenes hasta con cincuenta años! Sin embargo, cuando uno mira las edades de algunas personas que luego pasaron a la Historia como ilustres, se da cuenta de que murieron muy jóvenes: Juan Crisóstomo de Arriaga, 19 años; Lili Boulanger, 24; John Keats, 25; Giovanni Battista Pergolesi, 26; Mariano José de Larra, 27; Novalis, 28; Anne Brontë, 29; Franz Schubert, 31; Vincenzo Bellini, 33; Wolfgang Amadeus Mozart, 35; Heinrich Hertz, 36… Todos ellos hicieron algo que les hizo destacar a una edad muy temprana. Fueron jóvenes y murieron jóvenes…
En realidad uno no quería escribir hoy ni de la canción que popularizaron Los Mustang en España, ni de Tepper ni Bennet —a quienes hoy casi nadie recuerda—, ni de Ruben Darío, ni de los ilustres que murieron jóvenes. No. De lo que realmente quería uno escribir es de la Joven Orquesta Nacional de España, conocida entre los amantes de la música clásica como La Jonde. Quizá sea porque la orquesta está formada por jóvenes maestros y de ahí lo de «los jóvenes» del comienzo… uno fue tirando del hilo y se enrolló con él en las ramas. ¡Bajemos, pues, al suelo!
No hace ni una semana, uno tuvo la oportunidad de acudir al concierto que La Jonde ofreció en el Auditorio Nacional de Música de Madrid. Quienes aún no hayan ido a ningún concierto de La Jonde, no saben lo que se están perdiendo. Es una orquesta que tiene una energía, una calidad y una calidez que no tiene ninguna otra orquesta de España y, mal que les pese a muchas personas, el nivel de La Jonde está muy por encima de la mayoría de orquestas profesionales. El concierto que se marcaron todos los músicos fue, sencillamente, espectacular, para no olvidarlo jamás. Interpretaron obras de tres compositores consagrados: en la primera parte, la Obertura del Principe Igor de Alexander Borodin completada y orquestada por Alexander Glazunov, y la Gran fuga, op. 133 de Ludwig van Beethoven en un arreglo para orquesta de cuerda del compositor y director de orquesta austriaco Felix Weingartner; en la segunda, la Sinfonía fantástica, op. 14 de Hector Berlioz.
Lo verdaderamente llamativo de aquel concierto fue que los músicos de la orquesta tocaron de pie, salvo los violonchelos, contrabajos y tuba (por razones obvias de peso). Eso no es algo novedoso. Teodor Currentzis hace tocar de pie a los maestros de la orquesta rusa MusicAeterna desde hace años. La gran diferencia, sin embargo, es que no había un Currentzis que dirigiera a La Jonde. De hecho, no había director. Bueno sí, el veterano violinista serbio Gordan Nikolic, que fue concertino de la Sinfónica de Londres y es director artístico de la orquesta BandArt.
Nikolic hizo las veces de concertino y de director. No hubo el típico director de orquesta con batuta subido en el podio. Eso, en las dos obras de la primera parte con una orquesta más reducida, era algo posible y, hasta cierto punto, normal; pero que tampoco hubiera un director en la Fantástica de Berlioz, compuesta para gran orquesta, fue realmente sorprendente. Era la primera vez que uno veía y escuchaba algo así. Gordan Nikolic demostró que un buen director de orquesta está para los ensayos; en el concierto, la orquesta puede tocar sola obras de gran complejidad y, en el caso de La Jonde, hacerlo a un nivel difícil de superar.
Pero, ¿cómo lo logró Gordan Nikolic? Con mucho trabajo en equipo y reconociendo el mérito de todos y cada uno de los músicos. Nikolic unió la experiencia de algunos de los miembros mayores de la orquesta BandArt colocándolos en lugares estratégicos de las distintas secciones de la orquesta. Así, a la juventud de los maestros de La Jonde se unió la experiencia de los de BandArt. El resultado fue una maravilla: pura emoción y excelencia. La Jonde y BandArt disfrutaron de lo lindo y así se lo transmitieron al público. La orquesta se convirtió en un ser vivo «muy vivo». Encomiable fue la labor de los profesores de BandAart Goran Gribajcevic (violines), David Quiggle (violas), Margreet Bongers (fagotes), Robert Silla (oboe) o Zoran Markovic (contrabajos). En realidad, todos los músicos que participaron en este concierto merecerían una mención especial.
Al terminar la Fantástica, ante una orquesta literalmente arrodillada después de casi dos horas de pie, el público ovacionó a los músicos. Suele decirse de los músicos de La Jonde que son «jóvenes maestros», por aquello de la juventud, «divino tesoro». Habría que quitarles el calificativo de «jóvenes» y llamarles simplemente «maestros», porque lo son con todas las de la ley.
Michael Thallium
Jóvenes maestros
Cómo citar este artículo: THALLIUM, MICHAEL. (2023). Jóvenes maestros. Numinis Revista de Filosofía, Época I, Año 2, (CV31). ISSN ed. electrónica: 2952-4105. https://www.numinisrevista.com/2023/10/jovenes-maestros.html
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Fantástico artículo
ResponderEliminarGracias. Fantásticos los músicos y todas las personas que están detrás del proyecto JONDE.
EliminarA ti por leerlo.
EliminarSe agradece.
EliminarGordan Nikolic realiza este mismo trabajo de Concertino/Director en la Orquesta de Cámara de Holanda (Nederlands Kamerorkest). Una formación que merece mucho la pena escuchar y de altísimo nivel.
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