Falacias y fake news desde
una perspectiva filosófica
La difusión de información falsa se ha convertido en un tema candente en la sociedad contemporánea. A medida que las redes sociales y la internet han democratizado la producción y difusión de información, también han surgido preocupaciones significativas sobre la veracidad de lo que consumimos.
Antes de adentrarnos en este
ámbito es importante entender qué son las falacias y cómo están relacionadas
con la manipulación de la verdad. Las falacias son errores en el razonamiento
lógico que pueden parecer persuasivos pero que, en última instancia, son
engañosos. La filosofía ha desarrollado una amplia gama de categorías de
falacias a lo largo de los siglos, pero dos de las más relevantes en el
contexto de las fake news son las falacias de relevancia y las
falacias de ambigüedad.
Las falacias de relevancia son
argumentos que, aunque pueden sonar convincentes, en realidad no tienen
relación con el punto en cuestión. Un ejemplo común de una falacia de
relevancia es el argumento ad hominem, en el que alguien ataca al carácter
o a la persona del oponente en lugar de abordar su argumento.
En el contexto de las fake
news, las falacias de relevancia a menudo se utilizan para distraer a la
audiencia de los hechos reales y centrarse en cuestiones secundarias o
personales. Por ejemplo, en lugar de discutir la veracidad de un informe
científico, alguien podría intentar desacreditar al científico que lo presentó,
lo que es una clara falacia de relevancia.
Las falacias de ambigüedad se
basan en la confusión o la ambigüedad en el lenguaje. Pueden incluir
malentendidos o juegos de palabras que hacen que un argumento parezca más
sólido de lo que realmente es. Pueden utilizarse para crear titulares engañosos
o para hacer que la información parezca más sólida de lo que es en realidad. Los
manipuladores pueden explotar la ambigüedad del lenguaje para transmitir un
mensaje falso sin decir nada explícitamente falso.
Estas fake news a
menudo se basan en afirmaciones que carecen de fundamento en la realidad, pero
que pueden ser respaldadas por «pruebas» sesgadas o engañosas. La
justificación, por otro lado, es el proceso mediante el cual respaldamos
nuestras creencias. La post-verdad, una palabra muy empleada en este contexto,
se refiere a una situación en la que las emociones y las creencias personales
influyen más en la formación de opiniones que los hechos objetivos. A pesar de
los desafíos que enfrentamos en la era digital, la búsqueda de la veracidad
debe ser un objetivo fundamental de la sociedad.
Una de las cuestiones éticas
clave para evitar la propagación es la responsabilidad. ¿Quién es responsable
de la difusión de información falsa o engañosa? ¿Los individuos que la crean y
la difunden, las plataformas de redes sociales que la alojan o los consumidores
que la comparten? La ética nos insta a considerar la importancia del
consentimiento informado. Las personas tienen derecho a recibir información
precisa y verificable para tomar decisiones informadas. La manipulación de la
información socava este derecho. El razonamiento crítico implica hacer
preguntas como: ¿Cuáles son las pruebas que respaldan esta afirmación? ¿El
argumento es lógicamente válido? ¿Existen sesgos o falacias en el
razonamiento?
Estas preguntas nos ayudan a
discernir la verdad en un mar de desinformación. Debemos comprometernos, por
tanto, a cuestionar críticamente la información que encontramos y a promover
una cultura de veracidad y responsabilidad en la comunicación. Solo entonces
podremos abordar de manera efectiva este problema y preservar la integridad en
nuestra sociedad.
Arantxa Serantes
Falacias y fake news desde una
perspectiva filosófica
Cómo citar este artículo: SERANTES, ARANTXA. (2023). Falacias y fake news desde una perspectiva filosófica. Numinis Revista de Filosofía, Época I, Año 2, (CS13). ISSN ed. electrónica: 2952-4105. https://www.numinisrevista.com/2023/10/Falacias-y-fake-News-desde-una-perspectiva-filosfica.html
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