Sobre la figura de los «castrati»
La figura de los «castrati» ha sido, sin duda, un ejemplo de éxito asegurado en la historia de la ópera. De hecho, dentro del teatro empresarial (cuyo nacimiento remite aproximadamente al año 1637 en Venecia), su papel marcó un antes y un después. En efecto, aunque creamos que el hecho de pensar la música en términos comerciales es algo reciente o propio de las sociedades modernas, no es así. Tener un buen castrati, en aquellos tiempos, era sinónimo de triunfo, prestigio y, desde luego, ganancias.
De alguna manera, la trama de las óperas,
sobre todo durante sus inicios, era prácticamente la misma en cada una de las
diferentes exhibiciones, lo realmente importante de estas era quién las interpretaba y no qué contaban. Así, dónde todavía había
gente que iba a este tipo de acontecimientos sin ningún tipo de interés en lo
que respecta a lo musical, se necesitaba de un «elemento estrella» que fuera
capaz de captar la atención del espectador. Pero, ¿a qué precio? Claramente el
interés que primaba por encima del verdadero talento de estos artistas giraba en lo
puramente económico y material, daba igual el proceso a seguir y los daños
colaterales ocasionados en este.
Pese a ello, resulta realmente aterrador
pensar en las consecuencias de este capricho. Sí, ¡capricho! Porque lo que
antes suscitaba un afán de espectacularidad y grandeza era, simplemente, una
forma más de implantar un tipo de violencia y crueldad camuflada por el dinero
y el mercado implicado. Tan es así que, a continuación, detallaremos algunos de
los efectos y secuelas de esta práctica:
1. Corte
con la pubertad y el desarrollo natural de estos cantantes
Realmente,
el proceso por el que tenían que pasar esta serie de cantantes provocaba
grandes alteraciones y anomalías en el crecimiento de la persona (por ejemplo,
podemos aludir a la pérdida creciente del tejido óseo normal o, en definitiva,
aquello que se conoce como osteoporosis).
Tal vez, el empeño por conseguir el éxito les hacía olvidar lo más importante:
estaban tratando con seres humanos y experimentando con su vida de la manera
más cruel. Parece surrealista, pero, para muchos, se trataba de un simple truco
de magia, algo fascinante e, incluso, admirable.
2. La
muerte
La
vida de los castratis corría peligro. El uso de sustancias químicas como
elemento anestésico en el proceso de mutilación ocasionaba, en ciertas
ocasiones, la muerte. Además, las medidas higiénicas de los lugares de
castración eran escasas y, por tanto, motivo de grandes infecciones.
3. ¿Había
consentimiento?
Sinceramente,
esta es una gran pregunta. ¿Hasta qué punto un niño tenía suficiente
conocimiento y autoridad para decidir qué debían hacer con él? El mercado de
castratis, desde luego, se aprovechaba de las familias pobres para experimentar
con sus propios descendientes. En la mayoría de estos procesos, además, se
ocultaba y extorsionaba la información contenida.
4. Hablar
del castrati es otro ejemplo de «machismo musical»
En
aquellos tiempos, el papel de la mujer, como todos ya sabemos, era secundario.
Parece que resultaba más interesante la idea de transformar mágicamente las voces masculinas en rangos más agudos que apreciar,
realmente, el talento de las voces femeninas para cumplir esta función.
En
definitiva, creo que, detrás de todo esto, podríamos concluir cómo existe
indudablemente un enorme peligro cuando lo espectacular nos distancia de la
verdadera realidad. Que la capacidad vocálica de estas figuras fuera asombrosa
y extraordinaria no significaba que el proceso al cual debían de enfrentarse
fuera natural ni ético. Evidentemente, estábamos en otra época y mentalidad,
pero, lo cierto es que, entre los retos que debe plantearse la musicología
actual, sigue siendo necesario deconstruir y reconsiderar aquello que habíamos
aceptado y dejado atrás.
Filibert
García Llorens
Sobre
la figura de los «castrati»
Cómo citar esta reseña: GARCÍA LLORENS,
FILIBERT. (2023). Sobre la figura de los «castrati». Numinis
Revista de Filosofía, Época I, Año 2, (RM31). ISSN
ed. electrónica: 2952-4105. https://www.numinisrevista.com/2023/09/Sobre-la-figura-de-los-castrati.html
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