Renfe: Un fracaso estatal
La industria estatal es, la mayoría de las veces, la historia de los políticos metiendo sus manos en asuntos que no les incumben. Y es que si comparamos con la industria privada, la gestión estatal suele estar plagada de ineficiencias, personalismos, dedazos y corrupciones de todo tipo. Recientemente dos empresas estatales han saltado a la palestra del discurso público precisamente por estos motivos: Correos y Renfe. Aunque sería interesante abordar ambas, creo más adecuado enfocarse detalladamente en una sola, qué es lo que voy a hacer con Renfe.
Primero una introducción histórica: Con la aparición del ferrocarril en España a mediados del siglo XIX, y la rápida expansión de dicha industria, aparecieron numerosas empresas encargadas de gestionar tanto las vías como los ferrocarriles. Estas empresas estaban enfocadas en su mayoría a ciertas regiones, como por ejemplo la Compañía de los Ferrocarriles Andaluces o la Compañía de los Ferrocarriles de Madrid a Zaragoza y Alicante. El periodo dorado de estas empresas se encuentra entre el año 1900 hasta la llegada de la segunda república en 1931, que es cuando todo el sistema empezó a decaer.
Tras la guerra civil, que había dejado la red viaria y el parque móvil en un estado deplorable, Franco procedió a la nacionalización de dichos recursos reunidos en una sola empresa estatal llamada Renfe, la cual se mantendría como monopolio hasta 2005. A lo largo de un periodo tan largo, el despilfarro de dinero, el mal uso de los recursos y el politiqueo, acabó llevando a que dicha empresa acumulase deudas prácticamente inasumibles. Con la muerte de Franco en 1975, Renfe se vio obligada a cometer una larga serie de reformas para asegurar su sostenibilidad. Es con los años noventa cuando se vive un breve apogeo resaltado por la Expo'92 y las Olimpiadas de Barcelona.
Con la entrada de España en la Unión Europea, se procedió a finiquitar el régimen de monopolio y se separó la empresa en dos entidades: Adif (que gestiona las vías e infraestructuras en general) y la Renfe actual que todos conocemos (encargada del transporte de mercancías y pasajeros). Sin embargo, este proceso liberalizador y de apertura de competencia ha sido extraordinariamente lento y gradual, ya que empezó en 2005 y no se completó hasta el 2020. No fue hasta el ocho de julio de 2017 cuando empezó a circular el primer operador privado de viajeros en España: Alsa Rail.
Cualquiera que haya utilizado los servicios de Renfe, o que haya hablado con gente que lo ha hecho, percibirá una letanía común de críticas: retrasos constantes, cantidad sobredimensionada de tarifas (muchas veces incompatibles entre sí), servicios ineficientes, etc. Aunque de media el precio de un ticket es asequible, los servicios de Renfe atraen mucho menos interés que en otros países de Europa. Por supuesto tampoco podemos ignorar los numerosos escándalos que rodean la compañía; los presidentes que siempre son políticos del partido de turno, el vergonzoso fiasco de los trenes para Asturias y Cantabria, que no podían circular por su tamaño, o los pésimos resultados iniciales del tren rápido Badajoz-Madrid.
En suma, el problema de Renfe no es que carezca de recursos o de gente capaz, en España tenemos una de las redes de alta velocidad más extensas y de mayor calidad del mundo, pero a la vez tenemos muchos menos viajeros que en países como Francia, Alemania o Italia. El problema no es que haya demasiadas líneas o que la gente no esté interesada por el transporte público, muy al contrario. El problema es Renfe y su poca capacidad de gestionar sus recursos y de atraer a los potenciales clientes. La liberalización representa una oportunidad frente a la voracidad estatal. El problema, como suele ser habitual, es que los políticos no gustan de ceder ni una sola parcela de su poder.
Sergio Cánovas
Renfe: Un fracaso estatal
Cómo citar este artículo: CÁNOVAS, SERGIO. (2023). Renfe: Un fracaso estatal. Numinis Revista de Filosofía, Época I, Año 2, (CD33). ISSN ed. electrónica: 2952-4105. https://www.numinisrevista.com/2023/07/renfe-un-fracaso-estatal.html
Esta revista está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional
Buenas tardes; ¡muchas gracias por tu entrada! Querría preguntarte qué se está entendiendo por liberalizar y si acaso la liberalización del mercado del transporte es una suerte de eufemismo de la privatización de las empresas públicas de tal ámbito. Saludos!
ResponderEliminarBuenas Manuel, con liberalizar me refería principalmente a la apertura del mercado y al fomento de la competitivad frente al monopolio que Renfe ha disfrutado hasta 2005. Creo que la empresa estaría mejor gestionada en manos privadas, porque a día de hoy no hace más que acumular pérdidas y está sometida al capricho de los políticos de turno.
Eliminar