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Argumentario contra el prescriptivismo lingüístico

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Argumentario contra el prescriptivismo lingüístico

A raíz de los cruentos y profusos debates sobre la lengua española y su correcta utilización escrita y oral entre organismos oficiales, académicos y hablantes, destino la columna de hoy a recopilar y articular un argumentario contra del prescriptivismo lingüístico. Para ello definiré primero los términos del debate, razonaré después las causas por las que se está en contra de este fenómeno y, por último, esbozaré alguna alternativa. No obstante, y antes de comenzar, deseo avisar que esta columna es un ejercicio performático, o sea, no abarca todas las posiciones de la disputa sino que aboga y visibiliza una de ellas no tanto por alineación ideológica sino por necesidad de mostrar vías emancipatorias en visiones alternativas del fenómeno lingüístico. 

Primero distinguiré, como lo hace Kapović, entre prescripción y prescriptivismo. Así, la prescripción es el proceso de codificación y establecimiento de normas (ortográficas, léxicas, sintácticas, semánticas o fonológicas) en una lengua con el objetivo de usarla para algún tipo de uso oficial, mientras que el prescriptivismo es una «tendencia no científica a mistificar la prescripción lingüística» (Kapović, 2014). Un ejemplo cercano de prescripción y prescriptivismo lingüísticos es la labor de la Real Academia Española (RAE). Esta distinción es vital para reconsiderar las alternativas, pues no es lo mismo una práctica que su exaltación interesada. Además, contraria a la prescripción lingüística suele situarse la descripción lingüística, que «observa y registra cómo una lengua es realmente usada sin ningún juicio» (McArthur, 1992), mas recordar que no por esto es toda benevolente y acertada. 

Una vez claros los conceptos, veamos los argumentos principales en contra de la prescripción y el prescriptivismo lingüísticos. El primero de ellos es que la creación e instauración de una glotonorma (estructura que pauta el uso de una lengua) es clasista y elitista, pues los criterios de corrección lingüística empleados por los organismos para articular tal glotonorma han sido tomados históricamente del habla y escritura de las clases altas, así como se invisibiliza que la educación normativa es un privilegio y, por ende, la adquisición de la glotonorma está eminentemente influenciada por el estatus social, político y económico. O sea, por un lado, la variante lingüística de las clases «cultas» es considerada la más educada, correcta y legítima, viéndose el resto de variantes desprestigiadas y deslegitimadas; y por otro, este proyecto se enmarca en un conservatismo que perpetúa un sistema de baja movilización socioeconómica y difícil adquisición de la glotonorma, viéndose las clases proletarias desfavorecidas y discriminadas. Ejemplos de todo esto son la creación de estándares como el italiano (cuyo origen está en el toscano florentino de la Divina Comedia de Dante Alighieri y, por tanto, en una variante lingüística de clase alta considerada culta) o el chino mandarín (cuyo origen está en los dialectos chinos norteños y, por tanto, en una variante lingüística que históricamente ha dominado la política), o la discriminación por rasgos fonológicos de hablantes andaluces del español, derivada de una histórica hegemonía del centro-norte de España y la correspondiente deslegitimación de otras variantes. 

Desde el análisis de clase de la glotonorma nace también el segundo de los argumentos y es que la creación y conservación estricta de una glotonorma es un proyecto purista, dogmático y conservador, pues nace con el espíritu ilustrado de racionalizar y cientifizar la lengua e iluminar a las incultas masas mediante la orquestación de un corpus normativo de conocimiento. Así, el cientificismo ilustrado ha calado en la lingüística de modo que el estudio científico de la lengua ha monopolizado la verdad sobre ella y esta ha sido instrumentalizada en proyectos de darwinismo sociolingüístico caracterizados por supuestos ritos de purificación según narrativas históricas nacionalistas e intereses biopolíticos de preservar una variante lingüística específica. O sea, por un lado, se emplean premisas lingüísticas e históricas revisionistas para considerar que es posible la depuración de la lengua, viéndose la lengua empleada con fines (etno)nacionalistas; y por otro, este proyecto se encuadra en un tradicionalismo que comprende el poder simbólico de la lengua y lo explota en aras del statu quo, viéndose la evolución de la lengua nociva para este fin. Ejemplos de todo esto son las campañas de la RAE por adaptar extranjerismos a la fonética y ortografía españolas mientras los desaconseja a favor de palabras «autóctonas», o las declaraciones de la RAE con respecto al estatus moral o significado de vocablos «vulgares».

El tercero de los argumentos toma este conservadurismo casticista para defender que la exaltación de la glotonorma es colonial (en su más amplia acepción) y necropolítica en tanto que esta y sus organismos reguladores marginan y desprestigian variantes lingüísticas nacidas en grupos sociopolíticos subalternizados en el intento de continuar ejerciendo el poder que históricamente han ostentado. Así, la resistencia a incluir en el canon palabras o estructuras lingüísticas (y sus correspondientes epistemes) emanadas de entornos considerados no cultos no solo es estimada contingente, pues los criterios de inclusión son notablemente aleatorios, sino eugenésica, en tanto que desprestigia el habla de las minorías y sus formas de habitar la lengua como dificulta la inclusión de estas en entornos sociales, económicos y políticos seguros y flexibles. Esta conducta colonial que asevera una jerarquía de legitimidad de voces asegura la represión, opresión y muerte de variantes lingüísticas, pero ante todo de mundos, posibilidades, futuros. Ejemplos de todo esto son la omisión histórica de incluir vocablos y rasgos del español americano en el canon y su discriminación activa y pasiva o el rechazo rotundo de la RAE al lenguaje inclusivo por supuestos motivos lingüísticos.

El último argumento ataca precisamente estos motivos lingüísticos y es que comprende que las lenguas son construidas por y para los hablantes así como sus rasgos mutan según el contexto y, por tanto, la articulación de una glotonorma por organismos dotados históricamente de poder, pero sobre todo su defensa a ultranza en pos de un statu quo, resulta artificioso, inorgánico (pues no corresponde a cómo realmente los hablantes habitan la lengua ni evoluciona a la par que esta) y dañino, limitante (pues nace bajo preceptos que no reflejan la vasta heterogeneidad de la lengua y no aseguran un acceso universal y democrático al conocimiento). Bajo este paradigma, la lengua la hacen los hablantes y no las instituciones y es que un vocablo o una estructura serán válidos, legítimos, parte de la lengua si son útiles para la comunicación y construcción de mundos entre individuos y colectivos. De este modo, es quizá interesante una prescripción lingüística siempre y cuando sea democrática, flexible, holística y honesta, mas no tanto el prescriptivismo lingüístico, pues infunda moral e ideología en el uso de la lengua obstruyendo justamente que la prescripción mute y sea destinada a un contexto muy específico de comunicación que no debe ser tomado por normativo.

Todos estos argumentos se interseccionan para complejizar el debate en unas dimensiones difícilmente abarcables en una columna. No obstante, con este esbozo me atrevo a concluir que hay fundadas y numerosas razones por las que deben ser escuchados los argumentos en contra del prescriptivismo lingüístico, ya que visibilizan errores en su articulación histórica y abordan consecuencias a todos los niveles en su imposición histórica. Para concluir, quiero dejar unas sabias palabras que considero adecuadas como síntesis de la postura expuesta en este argumentario: «Desde un punto de vista objetivo y estrictamente lingüístico, no hay nada que haga unas formas de hablar peores o menos dignas que otras» (Moreno Cabrera, 2000). 


Ceres López García

Argumentario contra el prescriptivismo lingüístico


Bibliografía

-   Moreno Cabrera, J. C. (2000). La dignidad e igualdad de las lenguas. Crítica de la discriminación lingüística. Alianza.

-  Kapović, M. (2014). Language and conservatism. En Ideology in Grammar. Paris Lodron Universität Salzburg.

-  McArthur, T. (1992). The Oxford Companion to the English Language. Oxford University Press.



Cómo citar este artículo: LÓPEZ GARCÍA, CERES (2023). Argumentario contra el prescriptivismo lingüístico. Numinis Revista de FilosofíaÉpoca IAño 2, (CL7). ISSN ed. electrónica: 2952-4105https://www.numinisrevista.com/2023/07/argumentario-contra-el-prescriptivismo-linguistico.html

3 comentarios:

  1. Hola, que interesante ha estado tu columna , siempre me hace reflexionar sobre temas que nunca me hubiera planteado en un mundo hermético y "envasado al vacio" en el que vivimos. Hasta en el lenguaje somos dirigidos, pero es verdad que hay palabras preciosas en nuestros pueblos que se pierden, deberían de convivir el lenguaje actual y el lenguaje de nuestros viejos y también el lenguaje de aquellos que han sido sometidos a vivir como sus "conquistadores" quisieron. Enhorabuena Ceres . Te seguiré leyendo.

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  2. María Sancho de Pedro13 de julio de 2023, 13:28

    Una columna muy necesaria, como siempre que publicas

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  3. Lo más importante es olvidar que hay muchas formas de "hablar bien", cada una según el contexto sociolingüístico en que se esté. Querer reducirlo todo a una única normativa es caer en el paroxismo

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