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¿España Vaciada?

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¿España Vaciada?

Desde hace unos años se viene oyendo la expresión «España Vaciada» para referirse a los entornos rurales en retroceso demográfico. Aunque este fenómeno tiene en su origen las sucesivas revoluciones industriales del siglo diecinueve, es a lo largo del siglo veinte cuando este fenómeno se acelera y agudiza, culminando en los famosos éxodos rurales de los años cincuenta y sesenta, cuando en España cogió carrerilla el empuje industrial.

Aunque entiendo las razones y frustraciones tras el uso de dicha expresión, creo que es inapropiado, inexacto y confuso. En suma, es un término que parece más nacido de quienes buscan señalar y culpabilizar, arrastrados por ideas preconcebidas, que del intento de ofrecer un análisis objetivo de la realidad de un fenómeno social tan complejo y polifacético. Quiero comenzar diciendo que no creo en esa falsa dialéctica del campo frente a la ciudad, ambos están unidos por lazos de dependencia, aunque se produzcan choques de intereses. Intentar hacer un análisis desde semejante perspectiva maniquea solo nos puede llevar al conflicto directo y al odio.

Cuando se observa un mapa de la densidad demográfica de España se observa una regla clara; la gente tiende agruparse en las ciudades; Madrid, Barcelona, Valencia y Sevilla entre otras, mientras que grandes extensiones de terreno, como la serranía celtibérica o la cordillera cantábrica, cuentan con algunas de las densidades de población más bajas de toda Europa. España, junto a los países nórdicos, destaca en esta disparidad demográfica.

     ¿Por qué se produce este fenómeno? Hay dos vertientes que la explican, la social y la política. En el plano social, la gran mayoría de la gente se va del campo a la ciudad porque ésta ofrece más oportunidades en todos los sentidos; oportunidades de educación, de trabajo, de servicios, de disfrutar del tiempo libre, de hacer amistades, en suma, de crecer como persona. En el plano político, en las ciudades residen las fuentes del poder, ya sea nacional o regional, y por lo tanto, es más probable que perciban el favor de las políticas del estado. Las ciudades disfrutan de mayores recursos frente a los pueblos.

Ahora que hemos analizado de forma sucinta el fenómeno, hablemos de las posibles soluciones, seguramente me haya dejado cosas en el tintero, pero creo que he abordado lo más importante. Lo que considero que habría que poner en marcha es hacer más atractivo al campo, en lugar de generar un discurso victimista, el cual reclame dinero en forma de subsidios y la atención siempre fugaz de los políticos. La eficacia de los partidos regionalistas del tipo «Teruel Existe» es más que dudosa para solucionar los problemas de fondo, aunque sus esfuerzos sean encomiables.

¿Cómo hacer más atractivo el campo? Aquí lanzo algunas ideas; ofrecer ventajas fiscales para quienes viven en el campo o en pueblos bajo un cierto número de habitantes, facilitar la creación de empresas y favorecer el régimen de autónomo que estén relacionados con el mundo rural, especialmente reduciendo las trabas burocráticas y demás impuestos que tanto dificultan lanzar un negocio en este país. Si a eso se le añade un esfuerzo consciente del estado de recuperar el mundo rural, haciendo mayores inversiones en infraestructura, creo que se podría generar el caldo de cultivo necesario para revitalizar el campo español. Eso sí, soy escéptico en cuanto a que al estado y los gobiernos les pueda interesar realmente solucionar este problema más allá de la pura charlatanería política.

 Por supuesto estas son algunas ideas, y es que creo que habría que estudiar el caso de cada región de forma pormenorizada; regiones como Asturias, Burgos o Cáceres están en decaimiento por diferentes razones. Asturias carece de oportunidades de empleo tras la pérdida de la industria minera. En Burgos el medio rural se encuentra en retroceso mientras que las ciudades se mantienen estables. En Cáceres la inversión del estado está reducida a su mínima expresión, etc. De nuevo insisto en que no hay recetas universales, sino que cada caso se debe abordar de forma personal.

 En fin, como el lector seguramente habrá podido deducir, el tema es sumamente complejo, requeriría de una amplia y ambiciosa serie de reformas que, por desgracia, el estado no puede ni está interesado en ejecutar. Este es uno de esos casos en los que no podemos esperar que desde arriba se haga algo para abajo, sino al revés: que desde abajo se genere una conciencia y un interés sincero por solucionar el problema. Así, los políticos no podrán quedarse en la mera retórica.

 

Sergio Cánovas

¿España Vaciada?

 

Cómo citar este artículo: CÁNOVAS, SERGIO. (2023). ¿España Vaciada?. Numinis Revista de Filosofía, Época I, Año 2, (CD32). ISSN ed. electrónica: 2952-4105. https://www.numinisrevista.com/2023/06/espana-vaciada.html

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1 comentario:

  1. Es cierto que hacen falta más actos que palabras, pero repoblar el mundo rural será imprescindible, sobre todo ante la crisis ecológica en la que estamos

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