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¿Democratización o demotización?

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¿Democratización o demotización?

Hace unos días estaba escuchando un podcast cuando de pronto uno de los colaboradores dijo «democratización de los medios de comunicación». No pude sino pararme a pensar acerca de esta idea tan frecuentemente escuchada y con la que personalmente no concuerdo. Esta expresión, aunque con mayor profundidad de la que podría yo reflejar aquí, alude al proceso por el cual se hacen accesibles los medios de información a un gran número de personas mediante una mayor participación de estas en la (re)producción de contenido informativo. Así, y ateniéndome a esta definición, considero que el fenómeno mediático no ha experimentado precisamente una (profunda) democratización, sino que se ha hallado en una (somera) demotización. La columna de hoy, por tanto, pretende explorar lacónicamente esta última idea con el fin de aprehender mejor la cuestión de los mass media.

Primero quiero atender al concepto de democracia, el cual irremediablemente analizo desde la perspectiva anarquista. Así, al encuadrar la democracia como aquel «gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo» (Bakunin, 1995), sostengo que la democracia liberal parlamentaria actual no es más que un instrumento del sistema capitalo-estatista. Esto significa, por un lado, que concebir la democracia dentro del parlamentarismo y, por tanto, a través de la representación de los intereses populares mediante la forma-Estado, nos coloca en la contradicción terminológica del «Estado democrático», pues ¿cómo un Estado puede ser democrático si nace, como bien apuntó Weber, del monopolio legítimo de la violencia? Y, por otro lado, manifiesta que entender la democracia dentro del sistema capitalista, que «exige como condición reguladora la autonomía del capital, los propietarios [y] el mercado» (Badiou, 2006), es transformar la presunta protección de derechos considerados innatos e inalienables en la efectiva protección del egoísmo individual, que únicamente busca garantías para su goce privado. 

Esta imposibilidad de forjar un verdadero gobierno popular bajo un sistema liberal y estatal no deja más remedio que afirmar entonces la inviabilidad actual de medios de comunicación democráticos, porque precisamente son parte de los aparatos ideológicos del Estado. Este concepto, propio del filósofo marxista Althusser, hace referencia a cómo los medios informativos ejercen una hegemonía ideológica de clase mediante mecanismos psicosociales y reproducen las relaciones de producción capitalistas a través de la consideración mercantil de la información. Así, extienden a toda la población una serie de coreografías de la información y el deseo que alimentan los aparatos estatales y sus intereses, siendo imposible que los medios de comunicación consigan ser autónomos del sistema que los monopoliza y respondan por y para las plurales y heterogéneas ideologías de la población. 

Tomando como (parcialmente) falsa la idea de una actual gobernabilidad colectiva de los sistemas de comunicación, hallo entonces necesario analizar el proceso mediático mediante la demotización, definida como la ampliación de acceso general a los medios noticiosos. Este concepto subraya la expansión geotemporal de la información, en contraste con el énfasis en el control del pueblo sobre la misma, del proceso de democratización. Así, al declarar que los medios de comunicación se han sometido más a una demotización que a una democratización, quiero puntualizar que los medios informativos han extendido sus fronteras, pero estos siguen sin estar gobernados por el pueblo. De este modo, toda democratización requiere una demotización, pues el gobierno de todes requiere de todes, mientras que no toda demotización requiere una democratización, pues la extensión del alcance de un sistema no lo hace más justo. Precisamente, es este segundo caso el ocurrido con los medios de comunicación, mas también con otros procesos como la expansión histórica del sistema capitalista colonial. 

Sin embargo, y antes de concluir, quiero matizar que, más allá del útil y revelador análisis althusseriano, las relaciones de poder con respecto a la información son más complejas que aquellas dispuestas verticalmente por los estudios marxistas, lo que ha engendrado afortunadamente diferentes canales y herramientas de resistencia ante la imposición ideológica-productiva de los aparatos estatales (como pueden ser medios alternativos o la piratería). No obstante, la existencia de una oposición afirma la existencia de a-lo-que-se-opone y, por tanto, no podemos perder de vista la profunda tiranía que vertebra los aparatos informativos. Estos, más allá del provechoso uso del concepto de demotización, sumergen al proceso de ampliación de fronteras de la información en el hegemónico sesgo blanco, masculino, cisgénero y capacitista, lo que ha engendrado, en este caso muy desafortunadamente, eficaces mecanismos de exclusión marginadora e inclusión normativizadora.

Esta reflexión, aunque pueda de primeras tornarse pesimista, nace del interés por mostrar cómo, al continuar refiriéndonos al proceso de expansión de las fronteras de los medios de comunicación como democratización y no demotización, hemos creado la ilusión de que estamos en pleno control de ellos cuando, aunque con movimientos de resistencia cada vez más numerosos y audaces, siguen comportándose como aparatos ideológicos del Estado y, por ende, del capitalismo; pero también nace del interés por recordarme a mí misma que la demotización, en tanto requerimiento de la democracia, es entonces el primer paso de muchos hacia ella y quizá no está todo perdido en la construcción de un futuro mejor.


Ceres López García

¿Democratización o demotización?


Bibliografía

-      BAKUNIN, P. (1995). Escritos de filosofía política. Editorial Altaya. 

-      BADIOU, A. (2006). De un desastre oscuro. Sobre el fin de la verdad del Estado. Amorrortu.

-      ALTHUSSER, L. (1971). Ideología y aparatos ideológicos del Estado. Editorial La Oveja Negra. 

 

Cómo citar este artículo: LÓPEZ GARCÍA, CERES (2023). ¿Democratización o demotización? Numinis Revista de FilosofíaÉpoca IAño 2, (CL4). ISSN ed. electrónica: 2952-4105.



1 comentario:

  1. Buenos días, estoy de acuerdo con lo que escribes , siempre que los medios de comunicación estén debajo de capital privado como en muchos casos o público al servicio del Gobierno en ese momento , no serán 100% genuinos y eso se nota en la mayoría de sus informaciones . Gracias por tus artículos, siempre remueven la conciencia y eso está bien y es necesario

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