Inteligencia
art(e)ficial y la obra de arte total
La expresión artística es tan necesaria como el saber hacer ético, para que el ser humano se desarrolle como tal. Desde la ciencia ficción, la IA promete ofrecer una vida dedicada a la creatividad como superación de las tareas rutinarias. Quizás porque las artes, muy especialmente el cine y la literatura, son las verdaderamente visionarias y vanguardistas porque ponen ante nuestros ojos verdades que no queremos oír o ver pero que resultan de nuestro imaginario y de la perspectiva evolutiva de la especie.
En el contexto actual, la IA parece ser un
nuevo Prometeo que nos ayudaría a llevar la pesada carga que supone gestionar
eficientemente los recursos, aunque otros seres vivos compartan este sino. Hay
una obsesión por la inteligencia, por encontrar lo sagrado, el sueño de la
razón que al final produce monstruos convertida en una entidad tangible y real
que pueda comunicarse verdaderamente con los humanos.
Como
si de un polímata se tratara es capaz de generar, música, literatura,
etc., pero no tiene ese cariz humanista, ni tampoco hay verdad en ella, ya que es
capaz de dar indicaciones que no son ciertas o verosímiles esperamos
que lo hagan mejor que nosotros. Confiamos que sea nuestra guía mediante
patrones o algoritmos que nos permitan adentrarnos en un nuevo mundo. Un futuro
con letras de neón, postmoderno y con constantes crisis ecológicas y vitales,
donde las personas son cyborgs con implantes y los humanos seres de segunda
clase, porque los transhumanos son ya seres mejorados.
No
habrá museos, teatros o bibliotecas porque todo será una gran simulación. Un
teatro del mundo en el que la persona ya no dejará su impronta, porque la
ingeniería social se encargará de ello. El sueño distópico de la IA es una
verdadera obra de arte, porque viene determinada por las expectativas que hemos
generado sobre ella como un nuevo modelo de negocio que siempre estuvo ahí:
Her, Metrópolis, Matrix, 2001 con Hal 9000 como protagonista, Blade Runner o
Alien. La mayoría son relatos pesimistas porque hacen referencia al uso
corporativo o abusivo de la tecnología y también advierten de la
deshumanización progresiva.
Resulta
significativo el caso de la escritora Mercedes Ezquiaga con su libro Será el arte del futuro en colaboración
con Mariano Sardón que generaron a Lucía Funes, la autora virtual o IA (cuyo
nombre aludía los personajes de Cortázar y Borges respectivamente - Lucía la
maga y Funes el memorioso-) que fue sometida a una gran base documental de
textos de Ezquiaga. Así se llevó a cabo un juego de imitación, en aras a
elaborar uno de los capítulos de su libro, pero no fue fácil. Según el relato
de autora fue complejo que escribiera sobre arte, pero se le dio la posibilidad
de autoevaluarse y se perfeccionó desde sus primeros balbuceos, hasta lograr el
objetivo. No es perfecto, pero se le parece. Parece que eso es lo que al final
importa, aunque el relato de la humanidad se pierda en el archivo de la
memoria. Todo gira en torno a su perfeccionamiento, porque nos hemos convertido
en sus instructores, pero habría que dar un salto cuántico para generar
cerebros electrónicos extraordinarios. Como experimento, me parece muy válido,
porque es la deconstrucción de nuestro aprendizaje; así comenzó nuestra
civilización, por adaptación.
Arantxa
Serantes
Inteligencia
art(e)ficial y la obra de arte total
Cómo citar este artículo: SERANTES, ARANTXA. (2023). Inteligencia art(e)ficial y la obra de arte total. Numinis Revista de Filosofía, Época I, Año 2, (CS1). ISSN ed. electrónica: 2952-4105. https://www.numinisrevista.com/2023/05/Inteligencia-arteficial-y-la-obra-de-arte-total.html
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Me da la impresión de que la autora está valorando la posibilidad de que la IA haya creado su primera obra de arte total, en la que nosotros seremos los personajes y la IA la que reescribirá el futuro de la humanidad, porque tomará gran parte de las decisiones.
ResponderEliminar¿Si la IA crea arte, quién es el auténtico artista? ¿La IA o su creador o creadores? Aunque la propia IA es ya una obra de arte en sí...Gran cuestión.
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