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La muerte de la Estética o el despertar de la persona-lienzo — María Sancho de Pedro

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La muerte de la Estética o el despertar de la persona-lienzo

¿Somos nuestra propia obra de arte? ¿Ha muerto la estética? ¿Qué nuevos lienzos se han creado gracias a las innovaciones tecnológicas? Existe una inquietud común en los páramos de la filosofía y teoría del Arte por el paradero de la Estética actual, especialmente después del impacto de la posmodernidad y de la proclamación de la muerte del Arte (Jiménez, 2017). Es incluso posible que la persona que lea esto y no esté relacionada de modo interno con la filosofía pueda estar pensando en otro tipo de estética. Si esto es así, quiero comunicarle a quien haya pensado en las clínicas y las cirugías estéticas que no se ha desviado del tema, puesto que mi intención a día de hoy es hablar de cómo este es precisamente el nuevo destino de la Estética. Para poder comprender este desvío, hace falta introducir la cuestión de cómo, poco a poco, nos hemos ido convirtiendo en nuestra propia obra de arte. 

El cuerpo, el propio sujeto como la propia obra de arte es un fenómeno que lleva forjándose desde el s. XX —si es que no antes— y que debe su desarrollo al fin de la escisión entre arte y vida. La performance fue fundamental para el desarrollo de esta idea, pero también la escena drag entre otros paradigmas estéticos. Desde sus primeras manifestaciones, el ser la propia obra de arte ha sido un enfoque, una forma de vida que no ha dejado de expandirse. Normalmente, este concepto no produce una separación entre ser la obra de arte y ser el artista de dicha obra (Wibel, 2022). Pero esto no siempre acontece así. De hecho, reconocer que a veces existe esa diferencia y distancia, permite introducir un perspectiva política que abre la mirada y posibilita el reconocer desde dónde se puede producir la amenaza hacia nuestros cuerpos. 

La tesitura que nos envuelve en el presente es la de un lienzo que se ha puesto en el centro de la escena artística y estética: ahora son los cuerpos los que devienen en mármol para esculpir e intervenir. El artista es aquello que se presenta como más difícil de identificar y de definir, porque no coincide con una subjetividad concreta, sino con un sistema, con una articulación de relaciones de poder, con un entrelazamiento interseccional de ejes de influencia, opresión y dominación: los que manejan la brocha son, si acaso, un conjunto complejo de estereotipos socioculturales y presiones mercantiles que pintan con un pincel de modificación y normativización.

La intervención artístico-estética sobre nuestros cuerpos se puede entender desde una multiplicidad de procesos y acontecimientos, pero hoy quisiera centrarme en una de las artes plásticas que más peligro representa, en tanto que nos aparta de la agencia sobre nuestro propio cuerpo y reclama la brocha mediante estrategias de marketing y de cánones de belleza. Las clínicas estéticas, con su multiplicidad de operaciones y alteraciones que prometen perfeccionar, mejorar y embellecer el cuerpo, facilitan su encaje en una normatividad inventada, y en la mayoría de ocasiones, se presentan como la única solución posible para un colectivo transfemenino-racializado que sufre una presión sistémica muy elevada (Pérez Sedeño, 2014). Son aquellos que nos han despojado de nuestro propio cuerpo como obra de arte —o al menos esa es su tentativa—. 

La trampa es todavía más compleja: ellos son los autores y poseedores de la intencionalidad artística y de los pinceles, pero consiguen gestionar la ilusión de que aquellos que se someten a sus prácticas son los verdaderos autores de la obra. Esto debe ser matizado, puesto que dicho así, parece que estemos arrancando toda agencia a cualquiera que se haya sometido a un procedimiento estético. Como Pérez Sedeño (2022) indica: 

La agencia está invariablemente vinculada a la estructuras sociales, pero nunca es completamente reducible a ellas. Siempre tiene muchas capas y conlleva una mezcla complicada de intencionalidad, conocimiento práctico y motivos inconscientes (p.111).

La responsabilización y la necesidad de crítica dirigida hacia las clínicas estéticas, en cuanto a su falta de eticidad en el marketing utilizado y su preferencia a funcionar como negocio en vez de práctica médica-reparadora no debe acompañarse de un enfoque culpabilizador ni victimizador de las personas que consumen o han participado de estas intervenciones (Pérez Sedeño, 2014), puesto que entonces se estaría participando del mismo discurso que precisamente introduce la necesidad en estas personas de someterse a estas prácticas para poder encajar mejor en un marco normativo. 

Cabría por último enlazar con la mirada artístico-estética con la que se ha abierto esta reflexión, indicando que un verdadero y libre tratamiento del propio cuerpo como obra de arte no puede estar amenazado mercantil y normativamente, puesto que esta suma de influencias precisamente tienen como efecto el apartarnos de la autoría de la obra. Las clínicas e intervenciones estéticas deberían ser un medio a nuestra disposición artística, pero este deseo todavía se encuentra lejos de materializarse, puesto que siempre que reine la lógica del mercado, aquel que pueda participar de estas prácticas, será visualizado como potencial consumidor o cliente a conquistar, y no como posible paciente o como subjetividad agente a la que ayudar a cumplir y alcanzar sus verdaderos deseos y fines. En ese sentido, el despertar de la persona-lienzo coincide con una posible muerte de la Estética y del Arte, al menos en tanto que prácticas que rezumen verdadera libertad. 

 

María Sancho de Pedro

La muerte de la Estética o el despertar de la persona-lienzo

 

Bibliografía

-      JIMÉNEZ, J. (2017). Imágenes del hombre. Fundamentos de la Estética. Tecnos, pp. 85-95, 115-128.

- WIBEL, J. (2022). Somos nuestra propia obra de arte.|PERSONA. Accesible en: https://youtu.be/5HqLuxcJQ7k

-    PÉREZ SEDEÑO, E. ORTEGA ARJONILLA, E. (2014). Cartografías del cuerpo. Biopolíicas de la ciencia y la tecnología, Cátedra, pp. 91-129. 

 

Cómo citar este artículo: SANCHO DE PEDRO, MARÍA. (2023). La muerte de la Estética o el despertar de la persona-lienzo. Revista de Filosofía Numinis, Época I, Año 2, (CL27). ISSN ed. electrónica: 2952-4105. https://www.numinisrevista.com/2023/04/la-muerte-de-la-estetica-o-el-despertar.html

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1 comentario:

  1. Más que un despertar, quizá debiera hablarse de un resucitar

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