
Breve reflexión acerca de la verdad
No es la primera vez que escribo sobre la verdad, y probablemente tampoco sea la última. Quizá esta cuestión, nada sencilla si se la toma en serio, produzca más de una reacción alérgica al plantearla. Como un grano al estallar, no son pocos los que amedrentados por ella o, de otra manera, enrabietados por su sola presencia arden en su interior al escucharla. Pareciera pues que tales letras, pronunciadas unas tras de otras, causan convulsiones, fiebre, malestares e, incluso, posesiones diabólicas. Y me he preguntado, tantas y tantas veces, cuáles serán las causas de dichos efectos. Qué tipo de heridas, malas experiencias, desatinos y prejuicios son las que ahora suscitan en la sociedad la más que evidente furia ante este vocablo.
V-e-r-d-a-d. Que, aun
cuando se escribe por separado, provoca la misma desazón en quienes la leen,
que cuando se escribe sin guiones. Y no es extraño que esto pase, pues esta, en
apariencia, simple conjunción de signos ha movido el cuerpo y el espíritu de
muchos a dar la vida en aras de su defensa; incluso cuando aquella era
inofensiva, gratuita, débil y frágil.
Ver-dad. Que en dos
silabas ha dado lugar a los más y mejores versos, a los más bellos, buenos y
provocadores poemas. Que, introducida en medio de la oración, o separada de la
misma, hace temblar a quienes la invocan. Pues no se trata de un mero
instrumento lingüístico, otro vacío concepto que va a parar a saco roto, entre
la muchedumbre de las palabras que ya yacen en nuestra tierra.
Verdad. Que con seis
letras dice más de lo que escribe, y esconde más de lo que dice, pues no solo
es una palabra, o no una palabra más. Si no que como muchas otras tras ella,
abanderan una lucha, una tregua, una vida, una familia, un país por entero, y
muchos por dispersos.
Por toda esta
palabreja, quiera o no se quiera, se han comenzado guerras, y terminado las
mismas, se han proclamado reyes, y derrocado reinos, se han erigido potestades,
en el cielo y en la tierra; se han hecho barbaries, cometido delitos, ofrecido
holocaustos. Por ella se ha vivido, muerto, matado e, incluso dicen,
resucitado. A través de ella se ha conocido, amado, odiado, respetado,
incomprendido… Solo por su nombre se ha perseguido, y por su conquista
destruido. Todo lo que de ella viene es agua y es fuego, es armonía y es caos,
es paz y es lucha, es todo, todo cuanto existe y cuanto hay; todo lo que suena,
lo que habla, lo que se mueve, lo que es.
Lo que sea que
fuere la verdad, que si es un qué, prefiero volverme loco, no me habla de una
simple y vaga idea o pensamiento, de un mero algo que se pueda entender o
comprender, contextualizar o delimitar. Pues si no constituye aquella más que
una ilusión, y su fuerza no más que el peso de la historia, la misma vida, tal
y como se ha entendido, ¿qué es? Y sino es un qué, cosa que habría de pensarse,
¿será entonces un quién?
La pregunta
por la verdad, entonces, no parece fácil de responder, pues la tradición con
que peleamos -presente, pasada y futura- nos escorza dentro de un medio dentro
del cual la concebimos. Por ello, pienso yo, cabe de nuevo repensarla. Pero
repensarla sinceramente. Absteniéndose de cuanto hay en lo de fuera para así,
sumergidos en lo más hondo e interior de nosotros mismos, descubrir a qué
rezuma aquella humilde, poderosa y desventurada palabra.
Tomás Bravo
Gutiérrez
Breve
reflexión acerca de la verdad
Cómo citar este artículo: BRAVO GUTIÉRREZ, TOMÁS. (2023). Breve reflexión acerca de la verdad. Numinis Revista de Filosofía, Época 1, Año 2, (CM25), ISSN ed. electrónica: 2952-4105. https://www.numinisrevista.com/2023/04/breve-reflexion-acerca-de-la-verdad.html




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Nunca podemos dejar de pensar la verdad, está claro
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