Lenguas
ausentes, epistemes perdidas
El 16 de febrero de 2022 falleció Cristina Calderón, última
hablante del idioma háusi kúta o, según su glotónimo colonial, la lengua yagán.
Esta vertebraba el pueblo homónimo originario del archipiélago de Tierra del
Fuego, actualmente bajo soberanía argentina, y con su muerte se fugó toda
posibilidad de acceder a la milenaria cosmovisión yagana a través de su sistema
sígnico. Así, se suma al ratio de una lengua muerta cada dos semanas, que
predice la desaparición de casi la mitad de todos los idiomas del mundo para
finales de este siglo. Aun siendo posible que este pronóstico sufra de
hipérbole, este fenómeno tan usual como funesto tiene interseccionales causas y
consecuencias sobre las que esta columna quiere reflexionar.
Aunque entre las causas de la muerte de una lengua está su
evolución y, por tanto, su división en otras lenguas, la más llamativa y
certera es la sustitución lingüística. Esta es multifactorial, pudiendo estar
motivada por razones económicas, culturales, naturales y/o políticas (Hagege,
2006). Así, navegando las razones económicas destacan el capital social que
favorece a una lengua en detrimento de otra en la actividad económica, y los
proyectos económicos, tanto imperialistas como capitalistas, que por condiciones
laborales diezman a pueblos y lenguas por completo. Acudiendo a razones
culturales es posible destacar el cambio voluntario que, aunque minoritario, ha
sido favorecido por uniones mestizas, mientras que las razones naturales se
concentran en nocivos eventos biogeológicos. Por último, están las razones
políticas, probablemente las más mordaces en tanto que se formalizan en guerras
y colonizaciones con sus respectivas políticas glotofágicas.
De esta manera, es imperioso destacar el proceso de colonización
que extendió desde el siglo XV al siglo XX sus aparatos político-económicos por
todo el mundo. Este no solo tuvo consecuencias eminentemente materiales, que
pueden pensarse en la globalización del Estado-nación o en la hegemonía
capitalista neoliberal, sino también consecuencias epistemológicas, en tanto
que mundos sígnicos, entendidos como lengua y cultura, y sus cosmovisiones
fueron mutilados a favor de violencias imperialistas justificadas con mitos
como el terra nullius o el destino manifiesto. El
corte de estas vivencias en flor ha impuesto sistemas eurocéntricos por todo el
orbe, cristalizando en el obligado aprendizaje y habla de lenguas europeas y
configurando una globalizada estética, ética y sexualidad, dejando así
epistemologías en ausencia (De Sousa Santos, 2014) que, por suerte, emanan
azarosas de entre las coyunturas identitarias de descendientes indígenas para
relativizar el saber y la ignorancia.
Estas sociologías en ausencia, antagonistas de una colonial
y binaria metafísica arraigada a la objetificación del Otro para la
configuración jerárquica del Yo, han demostrado ser dinámicas y heterogéneas
pues en todo campo yermo siempre hay potencial vida. Así, las comunidades
indígenas han considerado recientemente que las políticas de resistencia/resiliencia
son insuficientes en tanto que siguen codificadas como la antítesis de lo
blanco, abogando entonces por políticas de re-existencia y emergencia. No
rechazan el calado colonial sino que, a partir de la recuperación de intactos o
reconstruidos regímenes de verdad indígenas, modelan su realidad en una toma de
control poscolonial sobre su historia que, más allá de la inmovilización
foucaultiana del poder (Foucault, 2008), les permite reformularse como agentes
epistemológicos y sujetos políticos.
Estos movimientos indigenistas han ampliado las fronteras
interpretativas del hecho histórico colonial y batallan actualmente no sólo por
la recuperación de las tierras arrebatadas por los colonizadores en pos de la
causa extraccionista sino por el cuidado de ellas a partir de un entendimiento
aborigen de la relación entre la naturaleza y el ser humano. Esta comprensión,
lejana a la scala naturae aristotélica que impuso una
escabrosa separación entre naturaleza y cultura e ingresó el antropocentrismo
en la metafísica europea (Bottici, 2022), conecta a todos los entes en una red
supraindividual de recíproca configuración mediante las lenguas y su
codificación. La arbitrariedad saussariana en la asignación de un significante
a un significado (Saussure, 2008) se hace curiosamente relevante cuando
precisamente ese signo, y por tanto el concepto que representa, puede suponer
un eje del cual es posible que orbiten nuevos análisis de nuestra realidad
sociopolítica y económica.
Para concluir, subrayo entonces la importancia de las lenguas indígenas no sólo en la configuración histórica de comunidades aborígenes y, por tanto, de la diversidad humana, sino como herramienta actual productora de nuevas interpretaciones de todo lo que somos y nos rodea. La muerte de una lengua, por tanto, es la muerte de una posibilidad más de seguir siendo lo que irremediablemente somos, seres humanos.
Ceres
López García
Lenguas ausentes, epistemes perdidas
Bibliografía
BOTTICI, C.
(2022). Anarcafeminismo. Nuevos Emprendimientos Editoriales.
DE SAUSSURE, F.
(2008). Curso de lingüística general. Losada.
DE SOUSA SANTOS, B.
(2014). Epistemologías del Sur. Akal.
FOUCAULT, M. (2015). Vigilar
y Castigar. Biblioteca Nueva.
HAGEGE, C. (2006). No
a la muerte de las lenguas. Paidos.
Cómo citar este artículo: LÓPEZ GARCÍA, CERES (2023). Lenguas ausentes, epistemes
perdidas. Numinis Revista de Filosofía, Época I, Año
2, (CL1). ISSN ed. electrónica: 2952-4105. https://www.numinisrevista.com/2023/04/Lenguas-ausentes-epistemes-perdidas.html
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Cada vez soy más consciente de la importancia de la diversidad lingüística y tu columna no hace más que reafirmare. ¡Gran trabajo!
ResponderEliminar¡Muchísimas gracias! Me alegro que te haya gustado la columna :)
EliminarBrillante
ResponderEliminarCeres, me gusta
ResponderEliminarLa relación entre lengua y acceso epistemológico es súper interesante! Sobre todo si se refina con ese carácter político que tan bien planteas. Enhorabuena 🥰
ResponderEliminarhola, desde mi escaso o nulo conocimiento del tema, entiendo cuando lo leo la importancia de las lenguas en la identidad de los pueblos, lo que mas me gusta es que me hace tener mirada crítica y pienso en ello cuando nunca lo había hecho. Felicidades Ceres¡¡¡
ResponderEliminarInteresante reflexión sobré la pérdida de identidades sujetas a la desaparición de sus lenguas originales.
ResponderEliminarPunto de inicio para tener una mirada más crítica con dicho fenómeno.
Enhorabuena