Schopenhauer,
arte y contemplación
Schopenhauer en El Mundo como voluntad y representación habla del arte como la «contemplación independiente del principio de razón». ¿Cómo puede existir algo con independencia a este principio? ¿No será acaso una locura para el filósofo? La respuesta es no, se verá ahora el por qué.
Esa contemplación independiente del principio de razón lo
que viene a decir es que la experiencia estética atiende a otro tipo de
conocimiento trascendental que lleva a conocer la esencia de la cosa
contemplada. El principio de razón es la forma en la que conoces normalmente
con el entendimiento, ideas, reflexiones, con todo lo que tiene que ver con el
ejercicio de la reflexión y la voluntad cotidiana. Se parte para ello desde una
perspectiva platónica de la idea en el objeto artístico para hablar de la
representación del mundo que no se hace como habitualmente nos representamos el
mundo a través de conceptos, juicios de razón, imágenes e ideas y lo que se
quiere es representar el mundo de forma que no dependa de este principio de
razón.
Para entender esto hay que partir del conocimiento puro,
aquel independiente del principio de razón. Un conocimiento que da acceso a la
idea tal cual es, en sí mismo, a lo que trasciende a la mera existencia. Con el
uso de la razón se puede saber sobre lo nouménico, pues la razón también es
capaz de este conocimiento estético y no solo de lo frío racional. Para tal
cosa es necesario trascender el modo de conocer fenoménico con el conocimiento
puro. A través de este conocimiento puro se tiene acceso a la voluntad,
fundamento metafísico, que se articula a través de la música. El conocimiento
puro lo vincula con la percepción trascendental en dónde el arte, la poesía y
la música son importantes, atendiendo a la música como modo de comunicación con
la voluntad, lo ‘en sí’. En la medida en que se sea capaz de dejar de lado el
principio de razón para conocer con el conocimiento puro se producirá una
unificación con el fundamento metafísico que es la Voluntad. Este camino hacia
el conocimiento puro se comienza a andar a través del arte, cuyo objetivo es
darnos a conocer las esencias de las cosas más allá del principio de razón. El
arte viene a ser la noticia que el artista tiene de las ideas y su fin es
comunicar esto que ha adquirido.
Este hecho del conocimiento puro se encuentra como
posibilidad en cada persona, pero para poder acceder a ello necesitamos tener
una sensibilidad que se recibe mediante la educación. Al haber sido educados en
esta sensibilidad podemos trascender desde ese conocimiento objetivo del principio
de razón hasta el conocimiento de la idea, el conocimiento puro, que nos
permite que, ante el objeto que tenemos delante, lo podamos trascender y
atender a la idea. Se ha quitado todo lo material para ir a su esencia. Esto
hace que al tener una experiencia estética la relación con el objeto trasciende
lo objetivo y podemos tener una noticia distinta, desmaterializada, de esto que
sería el conocimiento de su idea o esencia. Para lograr este conocimiento ideal
se tiene que operar en el sujeto cognoscente una especie de desmantelamiento de
ese principio de razón para encontrar otro principio de conocimiento puro.
Cuando este conocimiento puro se logra y se conocen las esencias, se produce un
cambio en la persona que se transforma en un sujeto puro cognoscente y se da un
gozo estético. Se entra en una relación nueva y diferente con la realidad de
tipo holístico donde todo se ve diferente ya que se está conociendo desde la
pureza lo que es puro. Hermoso, ¿no?
Valentín González Pérez
Schopenhauer, arte y contemplación estética
Como citar este artículo: GONZÁLEZ PÉREZ, VALENTÍN. (2023).
Schopenhauer, arte y contemplación estética. Numinis Revista de
Filosofía, Año 1, 2023, (CS24)
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Hermoso, sin duda
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