La
retórica como el arte del buen decir
Hace apenas unos días que hemos asistido a una moción de censura al gobierno de España. Más allá de la dinámica de la moción he podido leer que los diputados no saben hablar en el parlamento, incluso hay quien ha bautizado el término de «charlamento» para referirse a la cámara. Es cierto que se nota un nivel de oratoria mayor en los diputados más longevos que en los nuevos y quizás sea porque hace tiempo que ha dejado de tener importancia la oratoria y la retórica. No estaría de más hace de nuevo este esfuerzo, al menos para darle un mayor nivel al parlamento. Para ayudar a esta labor quisiera compartir las ideas de un texto de Giambattista Vico titulado De nostri temporis studiorum ratione.
La música de fondo que se oye en Vico es la aparición de una de las dos grandes definiciones de la retórica. La que domina en él es la que considera a la retórica como el arte del buen decir. La retórica, vista así, es una destreza y una disciplina para comunicar y convencer de forma eficaz y responsablemente en los más diversos ámbitos. Esta definición como arte del buen decir considerar que la retórica está llamada a adentrarse, partiendo del sentido común, en lo verosímil, en aquello que nos une a todos y en aquello que nos permite contemplar la realidad desde distintos puntos de vista. La postura de Vico hacia la retórica es totalmente positiva, no como en otros autores, en este caso Kant, que lo ven como palabrería vana. Vico hereda de Aristóteles el método tópico y en él ocurre un reverdecer de la retórica porque toma en cuenta aquello que puede ser de otra manera y sabe distanciarse de los que han aniquilado los fundamentos de la retórica. Es un motor de transformación de la retórica.
En la búsqueda de un nuevo método de estudio que tenga en
cuenta la aportación de lo clásico y de lo moderno se ve el respeto por una
tradición viva, viva en el sentido de que no contempla una aportación hecha
siglos atrás a la manera de cómo alguien va a un museo a ver una obra, sino que
la conjuga con el nuevo método por ser ambos compatibles y pueden dar una
firmeza a la hora de la formación de los estudiantes. Al fin y al cabo, las
exclusiones siempre han producido en el mundo del pensamiento, y en su reflejo
en la realidad, graves ismos que no llevan a nada salvo a una confrontación
inútil.
Por último y no menos importante, el tratamiento de la
verdad siempre es importante por lo actual del tema. Esa diferencia entre la
razón de la ciencia o de la prudencia por sí mismas no son nada sin lo que la
una aporta a la otra, pero lo importante es lo que cada una causa como efecto
de acercarse a la verdad, el cambio que produce en la persona. No repetiré lo
ya dicho, pero el tratamiento de la verdad en ese sentido es muy importante en
el mundo del pensamiento porque puede llevar a la persona a ser un necio o un
prudente que alcance una verdad de mayor calado. Esto es particularmente
importante hoy día porque la verdad no se busca por sí misma, sino por el grado
de utilidad que proporcione y, si esto es así, el utilitarismo aplicado a esto
llevaría a que la verdad sea aquello que nos sirve y no aquello que nos
guía.
Valentín González Pérez
La retórica como el arte del buen decir
Como citar este artículo: GONZÁLEZ PÉREZ, VALENTÍN. (2023). La
retórica como el arte del buen decir. Numinis Revista de Filosofía,
Época I, Año 2, (CS26). ISSN ed. electrónica: 2952-4105.
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