Acecha la
pérdida del cuerpo
No es noticia anunciar que, en el vasto terreno de la producción filosófica, el cuerpo lleva siendo perseguido y amenazado desde sus mismos inicios. Enlazando con ello, precisamente la consolidación de este maltrato no habría sido posible sin una de las más exitosas invenciones de Occidente: el dualismo ontológico y epistemológico (Schaeffer, 2009). Se suele ignorar el hecho de que igualmente dañinas han sido algunas corrientes de pensamiento reactivas que suelen encarnar modelos monistas (Pérez Álvarez, 2018). Ellas también han pecado no solo de indiferencia, sino de amenaza, al cuerpo en numerosas ocasiones.
Teniendo esto
en cuenta, no parece novedoso ni sorprendente que en la época actual la amenaza
en contra de la corporalidad haya sido reactivada. Probablemente nunca dejó de
estar patente. El verdadero dilema se relaciona con el cambio en los objetivos
de esta exposición teórica porque los horizontes ya no son meramente
intelectuales, ni metafísicos, ni espirituales, ni religiosos. La destrucción
del cuerpo ya no se limita a una mera enunciación especulativa. Con el
auge de la digitalización, se aspira a que nuestra sombra material cada vez
tenga menos presencia hasta llegar a su completa repudiación.
El cuerpo ya
está siendo intervenido médica y tecnológicamente con promesas de mejora e
incluso de simbiosis. Pero las operaciones de modificación e intromisión en lo
corporal tampoco son nuevas, ni son en sí mismas negativas o peligrosas. Lo que
sí constituye una primicia que nos debe poner en alerta es la creciente
institucionalización con lo que respecta a esta intervención. La pensadora
Silvia Fedirici (2022) se pronunció acerca de esta cuestión en su último trabajo, relacionando —como no puede ser de otra forma— esta
institucionalización con la continuidad de una colaboración histórica por parte
de la ciencia con las fuerzas estatales y mercantiles. Esto es preocupante en
los casos concretos de la medicina y de la psicología.
«La medicina, como institución sigue
estando al servicio del poder y el mercado; haríamos bien en no olvidar su
recorrido como instrumento del capital en su incesante empeño por remodelar
nuestra humanidad y quebrantar nuestra resistencia a la explotación.»
Una
consecuencia que se desprende de la indiferencia y del rechazo hacia nuestra
realidad corpórea es que, inevitablemente, se acaba desatendiendo
analíticamente al conjunto de condiciones materiales que producen o modifican,
interfieren o destruyen estas existencias corporales. Cuando se apaga la llama
de la crítica, se amansa también la rebelión, y el sistema represor coge fuerzas
aprovechando la inacción y el desinterés político. De esta manera, otra fuente
de legitimación y autoconservación en la que descansa el capitalismo es aquella
que se regodea en la ignorancia, en el desprecio y en la vejación de nuestros
cuerpos.
Evidentemente,
este agravio solo se puede sostener en paralelo a la proclamación de las
promesas ya mencionadas de liberación del mundo sensible. ¿Es la promesa de
desaparición de los cuerpos una forma de apaciguar la extenuación de estos por
culpa de la precariedad laboral, social y política? Parece como si el sistema
nos susurrara al oído: aguanta un poco más, que en poco tiempo no
tendrás cuerpo que sentir. Y sin embargo, se olvida cuando se cae en esta fe
de corte posthumanista que esta muerte planificada de lo corporal, compensada
con la aparición de un cielo digital, solo sería asequible para unos
pocos.
Convencidos
acerca de que esta construcción de conciencias de arena informática es posible,
deseable y accesible, continuamos permitiendo la incesante tortura, el
decaimiento y la consumición de nuestra corporalidad. Olvidamos en el proceso
que nuestra experiencia del mundo, nuestra existencia y nuestra identidad no se
pueden desligar de la compañía, de la mediación y de la estructura que
proporcionan estos cuerpos, compañeros nuestros y participantes en igual medida de nuestra
historia y de nuestra evolución.
María
Sancho de Pedro
Acecha
la pérdida del cuerpo
Bibliografía:
- FEDERICI, S. (2022). Ir más
allá de la piel. Repensar, rehacer y reivindicar el cuerpo en el capitalismo
contemporáneo, Traficantes de Sueños. [La cita se encuentra en las pp.
92-93]
- SCHAEFFER, J.M. (2009). El
fin de la tesis de la excepción humana. Fondo de Cultura Económica.
- PÉREZ ÁLVAREZ, M. (2018). La
Psicología más allá del dualismo y el cerebrocentrismo. Apuntes De
Psicología, 36 (1-2), pp. 7–20. Accesible en: https://doi.org/10.55414/ap.v36i1-2.705
Cómo citar este artículo: SANCHO DE PEDRO, MARÍA. (2023). Acecha la pérdida del cuerpo, Año 2, 2023, Revista de Filosofía Numinis (CL23).
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Es curioso como cada vez está más presente la cuestión del cuerpo en los feminismos
ResponderEliminar“La Iglesia dice: El cuerpo es una culpa.
ResponderEliminarLa ciencia dice: El cuerpo es una máquina.
La publicidad dice: El cuerpo es un negocio.
El cuerpo dice: Yo soy una fiesta.” Eduardo Galeano
Gran artículo, María
¡Gran cita, me encanta!
EliminarMe encanta! Genial artículo
ResponderEliminar¡Muchas gracias!
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