¿Se puede sentir el cuerpo en
pasado? ¿…Y en futuro?
El cuerpo es aquello que sentimos de manera tan constante, tan presente, que a veces olvidamos ser conscientes del mismo. Nos percibimos como subjetividades que, arbitrariamente, están encarnadas en cuerpos, pero que podrían, si tuvieran los medios, salir volando del mismo. El cuerpo es esa realidad tan garantizada y evidente que actúa como aquel agua de la que no son conscientes los peces según David Foster Wallace.
Una
vez leí en un ensayo —de cuyo nombre no quiero acordarme— que es bueno que el
cuerpo pase desapercibido. Significa que el organismo tan complejo que
constituimos está funcionado de manera adecuada y no nos está mandando ninguna
señal lo suficientemente fuerte y que no pudiera ser ignorada. Quizá es por
esto, porque nuestra corporalidad es agradecida y modesta, que hemos olvidado
que accedemos y somos conscientes al mundo gracias a ella.
A
la manera fenomenológica, mundo y conciencia solo tienen sentido si se
entienden en correlación, y el cómo sentimos el cuerpo es la primera prueba de
ello. En ocasiones, nuestro cuerpo se nos impone: recibe algún estímulo por
parte del entorno y genera una respuesta de la que podemos guardar consciencia.
Es interesante cuanto menos cómo algunas de estas reacciones que sentimos en el
cuerpo no tienen una ubicación concreta. Con ello, por supuesto, me refiero a
las emociones, el infame efecto secundario de estar vivo.
Nuestra
piel anímica es muy fina con respecto al mundo. Siempre nos
sentimos de alguna manera —porque incluso el bloqueo emocional es una
forma de sentirnos—. Y, sin embargo, hay algunas sensaciones, hay algunos
sentimientos que son más fuertes que otros. En efecto, son aquellos que
provienen de cocteles hormonales muy potentes y que traspasan la barrera de la
no intervención. Se trata de un suceso curioso: el cuerpo deja de sernos
neutral políticamente, y esa pasión tan potente se olvida de que no debe
asentarse físicamente en alguna ubicación concreta.
Es
entonces cuando sentimos un pinchazo en el pecho o mariposas en el estómago.
Realmente, no sabemos cómo describir esos momentos sensitivos tan confusos,
quizá porque nos sentimos traicionados por ellos. Es posible que al leer las
anteriores palabras el lector haya podido recordar cómo se padecen
corporalmente aquellas sensaciones sin nombre a las que me he referido. Por un
momento, hemos invocado a un fantasma, aunque, claro está, sin la fuerza de la
pasión presente. Verdaderamente, uno es capaz de reconocer y rememorar el
estado que toma el cuerpo cuando suceden esas reacciones emocionales.
Quizá
se pueda ir incluso más allá. Como hemos dicho, mundo y conciencia deben
entenderse desde una óptica fenomenológica, como correlativos; por tanto, si
uno es capaz de recordar cómo siente el cuerpo, también puede unir dicha
sensación con ese mundo particular con el que interactuó en ese momento
emocional. De hecho, a veces sucede al revés: una brisa, un aroma, un encuentro
nos transportan corporalmente a un recuerdo. No se trata de imágenes que suceden
en una conciencia separada del cuerpo. Se trata de una configuración hormonal
concreta que nuestro cuerpo adopta cuando rememoramos. Por un instante, pudiera
parecer que sentimos ese cuerpo pasado que fue objeto de esas sensaciones.
De
la misma manera, uno puede envolverse en la actividad de imaginar un porvenir
lleno de sueños, metas o posibles desgracias venideras. En esa tarea de
proyección, el cuerpo también se ve transportado, a un ámbito de posibilidades,
que no sabemos si se materializarán o no. Aunque no exista certeza en lo
que concierne a la posteridad, eso no impide que el cuerpo vuelva a adoptar una
conformación sensorial concreta. De nuevo, parece como si fuéramos capaces de
sentir un cuerpo futuro, de la misma manera que podíamos sentir el cuerpo
pasado; igual que podemos sentir el cuerpo presente cuando lo llamamos a la
consciencia temporal y obligamos a que salga de ese estado en el que solo pasa
inadvertido.
María Sancho de Pedro
¿Se puede sentir el cuerpo en pasado? ¿…Y en futuro?
Cómo citar este artículo: SANCHO DE PEDRO, MARÍA. (2023). ¿Se puede sentir el cuerpo en pasado? ¿…Y en futuro? Año 1, 2023, Numinis Revista de Filosofía. (CL21). https://www.numinisrevista.com/2023/02/se-puede-sentir-el-cuerpo-en-pasado-y.html

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"Las emociones, el infame efecto secundario de estar vivo". Buenísimo :_D
ResponderEliminar¡si tan solo no fuera cierto...!
EliminarRecordar con el cuerpo… Precioso, María 😊
ResponderEliminar¡Gracias! Es una tesis a la que le tengo mucho cariño
EliminarSe podría incluso plantear cómo siente el cuerpo en sueños, en estado de embriaguez, en delirio... sin duda, un campo de preguntas muy tentadoras
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