¿Qué esconde la polémica del disfraz de pescadora?
La existencia de personas que llevan una dieta vegetariana o vegana no es nada nuevo, están entre nosotros desde hace muchísimo tiempo (nótese cierta ironía). A estas personas se les puede referir lo que dice el tatuaje de Jack en la serie Lost: «Camina entre nosotros, pero no es uno de los nuestros». El ser vegetariano o vegano puede referirse a seguir una dieta o modo de vida en la que se elimina totalmente la carne, el pescado y todo derivado de origen animal en el caso de los veganos o en el caso de los vegetarianos que, compartiendo el mismo objetivo de dejar de lado la carne y el pescado, aceptan los productos lácteos y sus derivados, así como el huevo y la miel. Una vez escuché decir a un vegetariano, a modo de resumen de lo que comen o no, decir: «no comemos nada que tenga ojos». Yo, al menos, entendí bien cuál era la cuestión. Sin embargo, el núcleo de ambos modos de vida se halla en conseguir eliminar el sufrimiento animal, la muerte en provecho de la humanidad, pues la jerarquía propuesta entre humanidad y animales deja de existir en pos de un tratamiento en igualdad de condiciones de todos los seres vivos. Entra aquí el tema de otorgar derecho a los animales, una asimilación de todos los seres vivos y un largo etcétera con el que no comparto postulados (véase alguna de las publicaciones que he hecho reflexionando sobre este tema). Ahora bien, defiendo el derecho a que toda persona se exprese como le venga en gana siempre y cuando no dañe a los demás, y, guiado por este espíritu, es que vengo a compartir una reflexión que he ido «rumiando» estos días.
Seguramente
la persona que está leyendo esta columna conoce el caso de una madre que se ha
negado a que su hija vaya disfrazada de pescadora al colegio porque tal cosa es
contraria a su opción vital, es decir, a vivir sin hacer sufrir a ningún ser
vivo en provecho propio. En un vídeo dice que esta cuestión atenta contra sus
principios morales y éticos y a partir de ahí comienza el problema.
Principalmente creo que el problema de fondo está en encontrar a una persona
con principios morales y éticos claros, puesto que escasean tales individuos en
medio de una masa social que no piensa, que se deja llevar por las modas y las
opiniones que generan los medios de comunicación manipulados por la esfera
política de turno. En medio de este caos informe de falta de personalidad y de
irracionalismo se yergue una mujer que tiene las cosas claras para ella y para
su hija, al menos en este aspecto. Oh, pobre infeliz, te has topado de frente
con la liga de los canceladores.
He
visto la entrevista que le han hecho en un programa de televisión y he sentido
vergüenza ajena. Entre las preguntas que le hacen está una en la que se
interesan por saber desde cuando es vegana su hija y ella responde que desde
siempre. A partir de ahí vienen memes en los que se preguntan si ha dado leche
materna a su hija, demostrando la gran ignorancia del tema, puesto que ella le
ha dado a su hija, si fuera el caso, la leche que le corresponde como especie,
no yendo a otra especie a sacarle la leche que no es producida naturalmente
para ella.
Se
le acusa de adoctrinamiento, haciendo ver que la niña debe comer lo que come
todo el mundo hasta que pueda decidir si seguir con «la
alimentación normal» o no. Yo me pregunto, y pregunto al querido lector/a:
¿recuerdas aquel momento, o siquiera te han hablado, en el que se reunió toda
tu comunidad, pueblo o ciudad, para determinar el tipo de alimentación que
habrían de dar a los de tu generación? ¿Qué comida sí y cuál no? No lo
recordarás porque nunca ha pasado eso. Al igual que muchas realidades sociales,
la alimentación ha sido aceptada muchas veces sin ningún razonamiento previo,
ha sido algo ya dado. ¿Esto no es adoctrinar? Aceptar lo dado porque es lo que
se considera normal hasta el momento y juzgar de forma negativa a quien se sale
de esa supuesta normalidad tiene tintes muy adoctrinadores. Si nos ponemos muy
exquisitos con este tipo de revisionismo de «la normalidad», ¿qué
podemos pensar de los padres y madres que llevan a bautizar a sus hijos e hijas
de forma religiosa o civil?, ¿qué podemos pensar de quiénes eligen un tipo de
ropa para su prole y desechan otra?, ¿qué podemos pensar de quiénes dan
medicina a sus hijos e hijas cuando están enfermos?, y así un largo etcétera. En
ninguna de las preguntas que he hecho, absurdas ciertamente, puede existir un
consentimiento por parte de los más pequeños. ¿Qué ocurre entonces? Lo que
ocurre es que los padres y madres eligen por sus hijos e hijas lo que creen que
es mejor en ese momento. Esto es responsabilidad exclusivamente de los
progenitores, está en su deber de cuidar y tiene que ser respetado.
En
el fondo de esta cuestión encuentro varias líneas de ataque a esta madre: la
desinformación y el miedo a lo distinto. Respecto a la desinformación por parte
de sus atacantes, pienso que es legítimo preocuparse por la alimentación y creo
que es un deber informarse bien de lo que se habla, pues una alimentación de
este tipo es totalmente sana y equilibrada si se realiza bien; nutricionistas y
otros expertos en la alimentación pueden hablar de las bondades de este tipo de
alimentación, pero para llegar a esta información es necesario salir de la masa
no pensante y tener iniciativa por realizar esta búsqueda. Como consecuencia de
esta salida de la ignorancia encontramos el abandono del miedo a lo distinto.
Este miedo se genera de manera irracional cuando encontramos algo que destaca
entre «la masa normal»; nos acercamos de lejos para intentar
comprenderlo, pero cuando eso cuestiona lo dado se le ataca para invisibilizarlo
desde el ridículo. Lo curioso es que esa «masa normal» lleva
con orgullo la insignia de la tolerancia y el respeto, pero no por una asunción
y aceptación individual sino porque es lo que toca en este momento, es la moda
y hay que seguirla.
¿Qué
hacer ante este panorama de intolerancia frente a esta persona? He dado alguna
respuesta en lo ya escrito, pero creo que todo se puede resumir en la palabra
respeto.
Valentín
González Pérez
¿Qué esconde la polémica del disfraz de pescadora?
Como citar este artículo: GONZÁLEZ PÉREZ,
VALENTÍN. (2023). ¿Qué esconde la polémica del disfraz de pescadora? Numinis Revista de
Filosofía, Año 1, 2023, (CS21).
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Muy interesante reflexión!
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