Yo, mi, me, conmigo
El mundo se ha vuelto un disparate. Un disparate del que no estoy dispuesto a formar parte, y como yo, mucha gente. Los sentimientos, elevados a la decimoséptima potencia como nunca antes en la historia de la humanidad se había visto, han conquistado el bastión de la razón; reduciéndola, como solo ellos sabrían hacerlo, a cenizas…
Sentir, sentir, sentir. Todo se
trata de sentir, y cuanto más mejor. Más, más, más, ¡quiero más! Da igual cómo,
cuándo, dónde y por qué. El sentido de la existencia no es otro que este:
sentir. Y cuanto más lo dices más placer obtienes, más intensamente sientes,
mucho más.
No se trata de lo que siento, sino
de que lo siento, y esto es todo cuanto te puedo decir. Me da igual si tengo
razón o no, si ando en la verdad o tampoco, todo eso no importa. Aquí lo
fundamental es que yo, conmigo mismo, with me, all the time, lo
siento. Y no me importa si tu no lo sientes, porque yo, sí. Y si yo lo siento
es real, ¿sabes por qué? Porque lo siento.
Perdóname entonces si lo que siento
choca con lo que sientes, pero nada hay entre tú y yo, entre mis sentimientos y
los tuyos, entre mi Yo y el resto del planeta que pueda cuestionarme,
contradecirme, ayudarme a comprender que estoy equivocado… Mi sentimiento es mi
razón, tu razón, la razón de todos, contra ella nada puedes hacer.
Además, el sentimiento es
inviolable, por lo que nadie puede opinar sobre lo que yo siento, sobre lo que
yo he vivido, sobre lo que yo he sufrido, sobre lo que a mí me han hecho....
Nadie me conoce más y mejor que yo mismo, a mí mismo, por mí mismo,
desde mí mismo. Y ¡ay de aquel que ose contradecir lo que siento! Porque
herirá, en lo más profundo de mi frágil y diminuto corazón, a mi santo e
inviolable Yo. Lo que tendrá consecuencias, muy serias consecuencias.
Papá Estado, mi hermano mayor
Twitter y la Cuchipandi Fragilística acometerán contra ti de maneras
estremecedoras, hasta hundirte en la miseria, en la soledad. La muerte, querido
amigo, te resultará agradable en comparación con la masa de acoso y destrucción
que sobrevendrá. Todo ello, claro está, por haber negado mi Yo, mi sentimiento,
mi soberana razón.
Lo más importante de mis
sentimientos, por tanto, es que son míos, y como tales, no caben ser refutados.
Así pues, si tu me dices algo con lo cual no estoy de acuerdo o, en caso
contrario, considero que no voy a poder rebatir, solo tengo que pulsar un
botón, ese botón rojo fuego que lleva inscrita la frase que destruye cualquier
resquicio de verdad, de debate, de razonamiento, de humanidad: Yo siento.
Y de repente… ¡Bum! El sentimiento
se abre paso cual tsunami a lo largo de una isla paradisiaca arrasando con
cualquier posible conflicto, acercamiento, pensamiento, diferencia, análisis o
controversia. Ellos siempre ganan, y nada podemos hacer para evitarlo, pues es
como el As en la manga del mago, que antes incluso de comenzar el juego ya sabe
cuál será el resultado: siempre victorioso.
Tomás Bravo
Gutiérrez
Yo, mi, me,
conmigo
Cómo citar este artículo: BRAVO GUTIÉRREZ, TOMÁS. Yo, mi, me, conmigo. (2023) Numinis Revista de filosofía, Año 1, 2023, (CM18). https://www.numinisrevista.com/2023/02/Yo-mi-me-conmigo.html
Esta revista está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional
Esto de la primacía del sentimiento queda demasiado vago. ¿Podrías poner un ejemplo concreto de a qué te refieres?
ResponderEliminarClaro que sí. Sin embargo, ¿no te parece que quizá no necesite de mayor explicación? Si uno abre bien los ojos se dará cuenta en seguida que el hombre se ha vuelto más sentimental que racional, más hacia sí mismo que hacia la realidad, más hacia lo que desea y entiende que ha de hacer y ser que a lo que debe y, de hecho, es. Pero dado que me pides un ejemplo, y un ejemplo sería el mundo en general, te diré que si uno atiende bien, incluso en el propio lenguaje, se percata al momento que las formas personales, reflexivas y los verbos de estado son los más usados en nuestra lengua; de esto que el yo soy, yo estoy, yo me siento, yo me veo, yo creo... Y un sin fin más de 'yoes' y 'sentires internos' predominan en el habla y en la sociedad. Para muestra un botón: ¿Cómo te sientes?, ¿qué te hace sentir?, ¿a ti te gusta?, ¿tu lo ves?, ¿crees que es bueno para ti?, ¡si tu lo ves así!, ¡si no lo ves, no lo hagas!, ¡hazlo solo si te sientes cómodo!, ¡hazlo solo si tu lo ves¡, ¡lo que tu veas!, ¡solo tu tienes que verlo!, ¡si tu lo sientes será así!, ¡déjate llevar!, ¡se tú mismo!, ¡que nadie te diga quien tienes que ser!... Y esto, mi querido amigo, no son simples maneras de expresarse, sino reflejos de una realidad más grande que nosotros.
ResponderEliminar