Pequeña disertación sobre el humor
A menudo sin darnos cuenta hablamos del sentido del humor como una especie de cualidad absoluta e ilimitada que o se tiene, o no se tiene. Sin quererlo, eliminamos todo contexto de lo que tiene que ver con lo irrisorio, e incluso formulamos casi una especie de imperativo categórico de corte moral en el que se contempla unilateralmente que todo chiste debe ser admitido y si uno no se ríe, peca de intolerancia en cuanto a la libertad de expresión.
Esta interpretación esconde una perspectiva que elimina el
contexto del ámbito humorístico. Una vez más, toca recordar que los seres
humanos somos sujetos encarnados y, como tal, somos carne de múltiples y
diversas condiciones. Por gozar de esta materialidad particular, cada uno
merece la posibilidad de tener un sentido del humor propio, definiendo este
estado como la capacidad activa o pasiva de despertar la gracia, la risa o el
aprecio del ingenio. Efectivamente, el sentido del humor parece poseer un doble
rasero: una broma se puede tanto emitir como recibir.
El hecho de que el sentido del humor esté asociado al
contexto de cada uno no implica que haya similitudes humorísticas dependiendo
de las culturas. Esto también se debe a que el Humor con mayúscula actúa como
espejo de cada cultura. La refleja y actúa también como delimitador de las
cicatrices y recovecos de la propia cultura; así lo muestra la recepción de la
que sufren o gozan los chistes en el parlamento de Twitter.
Dado que no existe algo así como una humorología que
se tome en serio a sí misma —este hecho resultaría claramente irónico—, es
complicado aproximarse a qué es lo que hace que algo resulte gracioso. Sin
embargo, es bien sabido que los elementos de sorpresa y de surrealismo influyen
en ello. Viviendo en un mundo cada vez más excesivo en cuanto a la información
y a los estímulos, una no puede evitar preguntarse si esto puede haber
repercutido en una dilución social del humor.
Puede ser que la comedia esté menos concentrada, pero ello
no puede justificar el que dejemos de atender a la curiosa proliferación de los
memes que Internet ha traído consigo. Quizá no todos ellos nos hagan reír, pero
hay alguno tan brillante que ya se ha convertido en icono y prueba de que la
producción del humor está en uno de sus puntos álgidos de su recorrido
histórico.
Por último, existe una aplicación de lo cómico poco
explorada reflexivamente, pero claramente, muy utilizada no solo actualmente,
sino a lo largo de la historia de la humanidad. El humor como arma política
está presente desde los comienzos poco fechables de la cultura. La fertilidad
históricamente situada de ciertos chistes cuyo objeto apunta a determinados
grupos excluidos o discriminados da fe de ello. Pero tampoco debemos olvidarnos
de la existencia del humor negro, que también permite que ciertos colectivos se
reapropien de sus traumas y agravios y consigan mediante la comedia sanar sus
heridas.
Al final, el humor no solo funciona como capa o como
escudo, también constituye un auténtico mundo en el que habitar de nuevas y
fantásticas formas. Como añadirían otras voces: «el humor sirve también,
no sólo de distanciamiento del objeto, sino como una forma más incisiva de
penetrar en él; por ejemplo, como espada ante la opresión, como crítica y
ácido».
María Sancho de Pedro,
Pequeña disertación sobre el humor
1. Cita
oral de Alan Gallardo Cuevas
Cómo citar este artículo: SANCHO DE PEDRO, MARÍA. (2022). Pequeña disertación sobre el humor, Numinis Revista de Filosofía, Año 1, 2022, (CL15). https://www.numinisrevista.com/2022/12/pequena-disertacion-sobre-el-humor-maria.html
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Alguien debería escribir un libro de humorología alguna vez. Y dárselo de comer a los moralistas. Con guindillas. Guindillas rabiosas y asesinas.
ResponderEliminar¿A qué esperas? ¡A escribirlo!
EliminarMuy buena reflexión. Lo más importante es entender que la libertad de expresión no implica liberarse de las consecuencias de lo que expresas
ResponderEliminarDemasiado cierto
EliminarLa conexión entr el humor negro y las personas que lo usan para sanar sus traumas es tan verdadera
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