Remedios frente a la desmesura antropológica
Las palabras «humano» y «humilde» hunde sus raíces en un ancestro común: el humus latino, la tierra. Somos un animal sediento de sentido, deseoso de conocer para dominar, para someter la realidad y sus casi siempre umbríos recodos al ritmo de nuestra batuta. Sin embargo, esto no deja de ser una huida hacia adelante, la desesperada negación del «polvo eres» que baña nuestra cultura y dibuja nuestra condición. Si queremos ser humanos, como apunta el Eclesiastés, deberemos ser polvo, humildes. Habrá a quienes les provoque rechazo esta antropología descalza, pero no somos dioses, eso es indudable, y lo más importante, no podemos ni debemos aspirar a serlo.
Es cierto que frente al vértigo de haber
nacido resulta tentador ofrecer como antídoto la deificación, el supuesto
empoderamiento a través del conocimiento y la técnica, sometiendo a la naturaleza
y sobreponiéndonos a ella, o intentándolo. Pero si haber nacido dioses nos
habría condenado a una eternidad monótona, querer llegar a serlo supondría
-supone- un suicidio, pues los recursos de nuestro planeta, único asidero del
que disponemos, son limitados, al igual que nosotros. Frente a la imposibilidad
de ser dioses y la inviabilidad de anhelar serlo, ¿qué nos queda? La respuesta
nos la lleva dando Píndaro insistentemente desde hace más de veintiséis siglos:
«Oh, alma mía, no aspires a la vida inmortal,/ mas agota el campo de lo posible».
¿Y qué es lo posible? Vivir una existencia pacífica, serena, junto al otro y la
otra dentro de los límites biofísicos del planeta al que pertenecemos,
respetándolo, amándolo y dejando atrás todo signo de violencia hacia él o hacia
nosotras mismas. Tal vez comparado con la divinidad no resulta gran cosa.
Afortunadamente no necesita serlo. Basta con que resulte suficiente.
«Lo demás es silencio», diría Hamlet. Es cierto. Antes y después de mí, de mi vida, nuestras vidas, no hay nada, ni nos cabe esperar otra cosa que nada. Entre medias, más vale ser humildes, ser humanos… ser humus y apreciar cómo en torno a estos dos vacíos silentes campa el ruido. No el rugido ensordecedor de las máquinas de guerra o de una excavadora, sino la risa de un niño, de una niña, o el canto de una cigarra.
Pavlo Verde Ortega
Los límites de lo
posible
Cómo citar este artículo: ORTEGA VERDE, PAVLO. (2022). Los límites de lo posible. Remedios frente a la desmesura antropológica. Numinis Revista de Filosofía, Año 1, 2022, (CM11). http://www.numinisrevista.com/2022/11/los-limites-de-lo-posible.html
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