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El barniz de la tolerancia y TikTok


El barniz de la tolerancia y TikTok

Aquellas personas que, por suerte o por desgracia, nos hemos creado una nueva necesidad al descargarnos la aplicación conocida como Tik Tok, sabrán de lo que voy a comentar en estas líneas. Para quienes no saben que es esta aplicación les recomendaría que no la descargasen, porque se puede perder mucho tiempo deslizando el dedo entre vídeo y vídeo, aunque también es cierto que puede resultar muy instructiva. Recomiendo los vídeos de #unfilosofohaciendocosas que, tal y como dice el hashtag, se trata de un filósofo, profesor de esta materia, que explica aspectos muy variados de la filosofía mientras está recogiendo la ropa, limpiando las cacas de un gallinero, doblando ropa, etc. Su canal se llama @Anaideiafm y lo recomiendo vivamente. 

 

Hace aproximadamente dos semanas que estamos siendo bombardeados los usuarios de Tik Tok por una canción del grupo Hakuna denominada Huracán. Desconozco los patrones de la tiranía del algoritmo de la aplicación, pues nunca antes había escuchado la canción que ahora me sé casi de memoria. La curiosidad me llevó a abrir la parte de los comentarios y, como ya me esperaba, encontré de todo tipo: comentarios a favor, comentarios en contra, comentarios insultantes, comentarios de indigentes cognitivos o trolls, etc. Todas estas reacciones eran cosas que sabía que pasarían, pero seguí, llevado por la inquietud investigando en los perfiles de muchas personas que se burlaban o directamente atacaban de manera furibunda, también en aquellos perfiles que usaban la canción en modo burla para poner vídeos, por ejemplo, de una persona haciendo un striptease mientras suena esa canción. Curiosamente muchos de esos perfiles, de personas con foto real (al menos eso parece) eran defensores de causas justas, muchos de ellos defendían, ya sea usando una bandera en el perfil, yendo a manifestaciones o haciendo discursos en sus redes, a minorías que han sido tradicionalmente marginadas y que merecen todo el respeto posible. Son, según ellos, personas que enarbolan la bandera de la tolerancia, pero, oh, que extraño desvarío, no toleran a estos jóvenes que se habían reunido en Vista Alegre, y no en el rellano de su casa, para pasarlo bien. 

 

Siempre me ha sorprendido este hecho, como ciudadano y, en particular, como profesor. Recuerdo una reunión con el alumnado al que habían llevado a una charla y una chica preguntó algo con sana curiosidad. La respuesta que recibió fue que su pensamiento era propio de gente fascista, pero ningún razonamiento para hacerle llegar el mensaje que querían transmitir. La reacción general del alumnado fue de rebotarse (indignarse) contra la ponente que, curiosamente enarbolaba la bandera de la tolerancia, y el mensaje, muy legítimo que quería hacer llegar, no llegó al alumnado. 



Este fenómeno lo describo como el barniz de la tolerancia. Son personas con exceso de empatía para aquellos que les son cercanos, pero que rechazan totalmente al que piensa distinto. 



Previo a ese rechazo existe la ilusión de que se puede dialogar, pero tal ilusión es solo un barniz muy fino de tolerancia. Se puede aplicar el dicho: consejos vendo que para mí no tengo

 

¿Qué hacemos con los que no piensan como tú o como yo? Parece ser que solo les queda un destino, aquel a donde se suele mandar a la gente que no cae en gracia. Es triste esta realidad que impregna todos los estadios de la sociedad, encontrando en la política su máximo exponente. Nuestra sociedad no será verdaderamente justa, inclusiva y tolerante mientras que no exista la conciencia de que en la diversidad se encuentra la riqueza de los pueblos. Mi pensamiento diverso no es una amenaza para nadie, sino un elemento enriquecedor. Otro asunto es que mi pensamiento lo quiera llevar a acciones, imponerlas, y que eso vaya en contra de otras personas que difieren del mismo. 



¿Quién controla los pensamientos de los demás? Nadie. Lo único que se puede controlar son las acciones, pero nunca los pensamientos. 


 

Al hilo de esta reflexión recomiendo acudir a la teoría de John Rawls, concretamente al consenso entrecruzado y a las doctrinas comprensivas. En nuestra sociedad nos encontramos con la cultura política pública y la cultura de trasfondo. La primera es el elemento común que aglutina a una sociedad, algo compartido por todos, y que se puede encontrar en textos históricos, instituciones públicas, tradiciones y demás elementos que configuran esa sociedad concreta. Unido a esto se encuentra la cultura de trasfondo que vienen a ser las creencias, cosmovisiones y demás elementos que configuran una doctrina comprensiva (las gafas con las que vemos el mundo). Para poder construir la categoría que quiere Rawls de la justicia social hay que acudir a la cultura política pública y sacar de ahí los elementos comunes que todos aceptamos y que harán más fácil esta concepción de justicia. Estos elementos son la libertad, la igualdad y la cooperación. 

 

Otro aspecto que se une a lo ya mencionado es la idea de consenso entrecruzado rawlsiano. La idea del consenso es lograr la estabilidad política y no el equilibrio de poder. El equilibrio de poder es más frágil y sobre esto no se puede asentar nada que pretenda ser duradero. En el consenso traslapado todos los ciudadanos pueden hallar razones que sirvan para fundamentar la concepción política de la justicia sin que la doctrina comprensiva de cada uno sea un obstáculo para ello.



Es más, en caso de un conflicto entre estos valores comunes y la cosmovisión particular hay que optar por lo que nos une ante todo. 



Para argumentar a favor de estos elementos comunes para construir esta concepción de justicia hay que poder explicar estas razones desde puntos entendibles y aceptables por todos y no desde la doctrina comprensiva. Yo puedo estar en contra de la eutanasia porque pienso que la vida es un don, pero esta visión no es aceptada por todos por el hecho de que es mi visión, doctrina comprensiva, y si quiero defenderla en la plaza pública tendré que encontrar argumentos que puedan ser aceptados por todos como la comprensión de la dignidad de la persona y que toda vida es valiosa. Es necesario por lo tanto usar la razón pública de este modo, apelando a valores y estándares públicos, sobre todo para quienes nos representan en las instituciones y esto sirve como un antídoto contra las ideologías, pues, aunque cada partido sea de un color concreto tienen que mirar por el común de los ciudadanos y no solo por una parcela concreta. 

 

Explicado lo anterior ¿Qué te hace pensar que eres superior a aquellos con los que no compartes doctrina comprensiva? ¿Por qué es legítimo reírse de ellos e injusto que se rían de ti, de tu grupo o minoría marginada? ¿Qué autoridad o poder posees para validar la experiencia de los demás? ¿Por qué se le da carta de ciudadanía a unas cosas y no a otras?



Todo parece una lucha maniquea entre el bien y el mal, pero ¿Es que no se puede convivir?



Parece que se prefiere crear reinos de pensamiento único en el que exista una inquisición, ministerio de la verdad o una policía de la moral del momento. Recordemos los horrores que esto ha traído a la humanidad y que no hace muchos días se mataba a Mahsa Amini por llevar mal puesto el velo, según la concepción de bien o mal del pensamiento único que le tocó sufrir. 

 

En medio de la vorágine del insulto desde dentro, escudado por el anonimato de las masas, el individuo podría parar un momento, alejarse y tomar distancia de ese pensamiento, preguntándose si de verdad opina esto por sí mismo o porque una marea de personas opina lo mismo. Esto es un acto racional dentro de la irracionalidad del odio que produce antipatías transferidas por la masa. Esto es un acto racional por ser un acto humano. Siendo consciente de su irracionalidad se puede detener, no ir a favor de la moda del momento y salir de ese grupo de WhatsApp llamado “Fuera de nosotros no hay legitimidad ninguna”.


Conviene recordar que solamente van contracorriente los peces que están vivos, mientras que aquellos que se dejan arrastrar por la corriente como único modo de existencia lo hacen por estar muertos.

 

Valentín González Pérez

El barniz de la tolerancia y TikTok



Cómo citar este artículo: GONZÁLEZ PÉREZ, VALENTÍN. (2022). El barniz de la tolerancia y TikTok. Numinis Revista de Filosofía, Año 1, 2022, (CS6).http://www.numinisrevista.com/2022/10/el-barniz-de-la-tolerancia-y-tiktok.html?m=1


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1 comentario:

  1. Sin duda la endogamia ideológica es uno de los grandes problemas a los que nos enfrentamos

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