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El reto cognoscitivo de nuestros tiempos — María Sancho de Pedro

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El reto cognoscitivo de nuestros tiempos

Nos encontramos inmersos en la época de los medios: medios de masas, medios de comunicación y medios tecnológicos nos rodean. Ya no vemos la realidad directamente desde nuestros ojos, sino que estos se posan sobre pantallas que nos traen otros formatos desde los que procesar el mundo. A eso se suma el aumento de datos e imágenes que nos traen dichos dispositivos. Aunque se nos vende la idea de que el acceso a la información nunca ha sido tan fácil, realmente nuestras facultades cognoscitivas se enfrentan a un reto histórico de adaptarse a esta nueva situación.

 

Lo cierto es que la realidad nunca ha sido inmediata. Existe un medio del que no nos podemos desprender y que nos acompaña en todas nuestras representaciones y conceptos. El sistema cognoscitivo por el que accedemos a la realidad es otro tipo de mediación que nos conecta con el entorno. Entre nuestra subjetividad y el objeto se encuentra dicha estructura organizativa que imprime a nuestro mundo sentido y nos regala una imagen ordenada de este. Podemos decir, referenciando la teoría del conocimiento kantiana, que recibimos un mundo fenoménico. No tenemos acceso al noúmeno, a la cosa en sí, sino que podemos percibir la realidad en tanto que se nos aparece, y por ello, ya es constituida como fenómeno

 

Ahora, sin embargo, la distancia entre el objeto y nosotros se ha alargado y parece que no para de crecer. El fenómeno, actualmente, está construido de una multitud de capas estructuradoras que no controlamos nosotros. El trampantojo mediático nos trae información supuestamente verdadera de un mundo que a veces parece estar en el punto más caótico de un devenir histórico. Las fake news en cuya estampa situamos toda nuestra preocupación solo son la punta de un iceberg que representa la creciente desconfianza con la que percibimos el mundo. La humanidad no estaba preparada para la inclusión de tantos y tan diversos dispositivos en un plazo tan corto de tiempo.

 

Aparte de la serie de mecanismos básicos de comunicación que nuestra especie tiene incorporada como parte de su despliegue cognoscitivo en el mundo —como pueden ser los intercambios lingüísticos orales—, a lo largo de la historia ha ido añadiendo diferentes extensiones de conocimiento que posibilitaban desarrollos lógicos más complejos o distintos tipos de experiencia. En este ámbito podríamos incluir los libros y los periódicos, las imágenes pictóricas o plásticas, o la arquitectura de los espacios que habitamos. 

 

En las últimas décadas, numerosos soportes tecnológicos se han añadido a la lista, y cada uno de ellos constituye una forma distinta de experiencia del mundo. La fotografía y la imagen en movimiento del cine y de las series supusieron un hito histórico a nivel estético. Nuestros hábitos de movilización han sido alterados por la inclusión de vehículos móviles privados y públicos, mientras que los libros electrónicos y las noticias digitales han modificado la manera que teníamos de aprender y de manteneros informados. 

 

Internet ha generado una multitud de espacios donde es posible compartir información y en los cuales muchas veces la distinción entre conocimiento y opinión cae en manos de un lector excesivamente escéptico o excesivamente confiado. Cuando parece que ya hemos aprendido a desenvolvernos en torno a un dispositivo específico, a los pocos segundos nace otro medio electrónico o se pone de moda otra red social que de nuevo agitan y desafían nuestro modo de percibir el mundo.

 

A los que hemos nacido ya inmersos en un mundo de avances tecnológicos que no paran de cambiar y de alterar nuestra experiencia del mundo se nos reprocha desde generaciones anteriores que vivimos en una especie de “época de las facilidades”. Sin embargo, dichas facilidades no se solidifican y no nos permiten estar en paz con el mundo que habitamos. La metáfora de la generación de cristal no es adecuada, porque aunque el cristal es frágil, es un material fijo. Más bien, somos una generación gaseosa a la que se nos pretende cambiar de medio constantemente sin tener en cuenta las posibles fugas que pueden ocurrir mientras realizamos el traslado de soporte. Peor aún, se invisibiliza el riesgo que tenemos de estallar debido a que, por naturaleza, siempre vamos a tratar de ocupar todo el espacio del que dispongamos. 



 

María Sancho de Pedro

El reto cognoscitivo de nuestros tiempos




Cómo citar este artículo: SANCHO DE PEDRO, MARÍA. (2022). El reto cognoscitivo de nuestros tiempos. Numinis Revista de Filosofía, Año 1, 2022, (CL4). http://www.numinisrevista.com/2022/09/el-reto-cognoscitivo-de-nuestros.html



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