El reto cognoscitivo de nuestros tiempos
Nos encontramos inmersos en la época de los medios: medios
de masas, medios de comunicación y medios tecnológicos nos rodean. Ya no vemos
la realidad directamente desde nuestros ojos, sino que estos
se posan sobre pantallas que nos traen otros formatos desde los que procesar el
mundo. A eso se suma el aumento de datos e imágenes que nos traen dichos
dispositivos. Aunque se nos vende la idea de que el acceso a la información
nunca ha sido tan fácil, realmente nuestras facultades cognoscitivas se
enfrentan a un reto histórico de adaptarse a esta nueva situación.
Lo
cierto es que la realidad nunca ha sido inmediata. Existe un medio del que no
nos podemos desprender y que nos acompaña en todas nuestras representaciones y
conceptos. El sistema cognoscitivo por el que accedemos a la realidad es otro
tipo de mediación que nos conecta con el entorno. Entre nuestra subjetividad y
el objeto se encuentra dicha estructura organizativa que imprime a nuestro
mundo sentido y nos regala una imagen ordenada de este. Podemos decir,
referenciando la teoría del conocimiento kantiana, que recibimos un mundo
fenoménico. No tenemos acceso al noúmeno, a la cosa en sí, sino que
podemos percibir la realidad en tanto que se nos aparece, y por ello, ya es
constituida como fenómeno.
Ahora,
sin embargo, la distancia entre el objeto y nosotros se ha alargado y parece
que no para de crecer. El fenómeno, actualmente, está construido de una
multitud de capas estructuradoras que no controlamos nosotros. El trampantojo
mediático nos trae información supuestamente verdadera de un mundo que a veces
parece estar en el punto más caótico de un devenir histórico. Las fake news en cuya estampa situamos toda nuestra preocupación solo son
la punta de un iceberg que representa la creciente desconfianza con la que
percibimos el mundo. La humanidad no estaba preparada para la inclusión de
tantos y tan diversos dispositivos en un plazo tan corto de tiempo.
Aparte de
la serie de mecanismos básicos de comunicación que nuestra especie tiene
incorporada como parte de su despliegue cognoscitivo en el mundo —como pueden
ser los intercambios lingüísticos orales—, a lo largo de la historia ha ido
añadiendo diferentes extensiones de conocimiento que posibilitaban
desarrollos lógicos más complejos o distintos tipos de experiencia.
En este ámbito podríamos incluir los libros y los
periódicos, las imágenes pictóricas o plásticas, o la arquitectura de los
espacios que habitamos.
En
las últimas décadas, numerosos soportes tecnológicos se han añadido a la lista,
y cada uno de ellos constituye una forma distinta de experiencia del mundo. La
fotografía y la imagen en movimiento del cine y de las series supusieron un
hito histórico a nivel estético. Nuestros hábitos de movilización han sido
alterados por la inclusión de vehículos móviles privados y públicos, mientras
que los libros electrónicos y las noticias digitales han modificado la manera
que teníamos de aprender y de manteneros informados.
Internet
ha generado una multitud de espacios donde es posible compartir información y
en los cuales muchas veces la distinción entre conocimiento y opinión cae en
manos de un lector excesivamente escéptico o excesivamente confiado. Cuando
parece que ya hemos aprendido a desenvolvernos en torno a un dispositivo
específico, a los pocos segundos nace otro medio electrónico o se pone de moda
otra red social que de nuevo agitan y desafían nuestro modo de percibir el
mundo.
A
los que hemos nacido ya inmersos en un mundo de avances tecnológicos que no
paran de cambiar y de alterar nuestra experiencia del mundo se nos reprocha
desde generaciones anteriores que vivimos en una especie de “época de las
facilidades”. Sin embargo, dichas facilidades no se solidifican y no nos
permiten estar en paz con el mundo que habitamos. La metáfora de la generación
de cristal no es adecuada, porque aunque el cristal es frágil, es un material
fijo. Más bien, somos una generación gaseosa a la que se nos pretende cambiar
de medio constantemente sin tener en cuenta las posibles fugas que pueden
ocurrir mientras realizamos el traslado de soporte. Peor aún, se invisibiliza
el riesgo que tenemos de estallar debido a que, por naturaleza, siempre vamos a
tratar de ocupar todo el espacio del que dispongamos.
María Sancho de Pedro
El reto cognoscitivo de nuestros tiempos
Cómo citar este artículo: SANCHO DE PEDRO, MARÍA. (2022). El reto cognoscitivo
de nuestros tiempos. Numinis Revista de Filosofía,
Año 1, 2022, (CL4). http://www.numinisrevista.com/2022/09/el-reto-cognoscitivo-de-nuestros.html
Esta revista está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional
No hay comentarios:
Publicar un comentario